Apenas le alcanza el tiempo para repartirse entre los ensayos teatrales y su rol de conductor de radio. En los últimos tiempos, a Guido Guerrero se le multiplicaron las propuestas y participa en diferentes obras de reconocidos directores, cosechando aplausos por su histrionismo. Pero su mayor popularidad la alcanzó bajo una peluca rubia, travestido como Vanessa, la protagonista del sketch de Manyines "Mi pequeña traviesa". Después fue la voz de Noelia en la tira "Muñecos del destino".
El domingo último estrenó el musical infantil "Naricita y sus amigos", dirigido por César Romero en el teatro Alberdi, donde interpreta al Doctor Caracol. Pero además de este tipo de espectáculos que viene haciendo desde muy joven, su fuerte son los personajes transexuales, como La Sánchez (Dykenstein) o Ingrid (La gota en el vientre). Actualmente está ensayando un papel masculino -aunque signado por la ambigüedad- para "El ocaso del malevo", una importante coproducción del teatro Alberdi y el Cervantes, de Buenos Aires. Contó que también hizo un corto en España, próximo a estrenarse aquí, y para el año próximo tiene una oferta teatral en ese país.
El salto a la fama
"Todo eso demuestra que, cuando uno quiere, no hay límites", afirmó el actor, cuyo debut en teatro fue a los 12 años, cuando ingresó a través de un casting al elenco de El show de los chicos enamorados, que dirigió Cristina Hynes. De eso hace 20 años. Se recibió de intérprete dramático en la UNT y no paró de trabajar. Con apenas cinco capítulos que se grabaron para TV de "Mi pequeña traviesa", el personaje saltó a la fama y hoy conduce Manyines por la tarde (Radio Fish, 95.5, lunes a viernes de 17 a 19).
Entre sus papeles más histriónicos se destaca La Sánchez, una lesbiana ayudante de la doctora Dykenstein (Huerto Rojas Paz), en la exitosa obra dirigida por Marcos Acevedo, que acaba de culminar su primera temporada. "Es una lesbiana con características monstruosas, tanto en lo físico como en su comportamiento, porque trabaja con cuerpos humanos de manera clandestina. Tiene tics y movimientos que reflejan su tensión y su monstruosidad. En cambio, Ingrid (La gota) es una mujer desinhibida, algo así como 'la tía loca', bastante sensual. Y Vanessa, una camorrera".
Sus papeles
"En El ocaso del Malevo interpreto ¡por fin! un personaje masculino -se regocija Guerrero-. Es un porteño típico de los años 60, con un perfil que remite a tabúes sexuales de la sociedad. En todos mis personajes está muy presente la sexualidad y me gusta eso de poder mostrar a través del teatro que somos seres sexuales, que la diversidad es un derecho de cada uno", dijo sobre la obra que dirige el marplatense Mariano Moro.
La vocación del actor se manifestó desde la primera infancia. Contó que tenía tres años y su abuelo Guido lo llevaba al bar de la esquina de su casa. "Me subía a la barra, me daba un micrófono chiquito y me hacía cantar las canciones de José Luis Perales -recordó-. La gente me aplaudía, él pasaba una gorrita y me ponían plata. Ahí creo que empezó este gusto por subirme a un escenario, hacer emocionar a la gente y que me paguen por eso".