Política y literatura, el encanto de la novela policial y el amor infinito por su Sicilia natal son algunos de los tópicos que aborda Andrea Camilleri, el escritor más popular de Italia y "padre" de uno de los personajes más queridos en la entrevista que concedió a la periodista Cristiana Zanetto, en exclusiva para LA GACETA.

Camilleri acaba de publicar su último libro -una suerte de autobiografía y de reflexiones- y, por ello, la entrevista se realizó en Roma. "El café con hielo picado, crema y medialunas, nuestro típico desayuno siciliano tendrá que esperar todavía algunas semanas", cuenta.

Es el escritor italiano más exitoso (ha vendido 21 millones de copias y ha sido traducido en todo el mundo) y su mayor éxito es el personaje del comisario Montalbano, protagonista de 19 de sus libros. A continuación, le entregamos un extracto de la entrevista que se publicará completa en LA GACETA Literaria, el domingo 4.

-Usted comenzó a escribir novelas históricas y luego llegó al éxito con las novelas policiales del comisario Montalbano
-Sí. Todo nació como un juego. Para escribir tenía necesidad de un contenedor. ¿Y qué mejor contenedor existe que los policiales? Subí de 5.000 a 900.000 copias vendidas. Un delirio. Y también una presión enorme. Hace tiempo que pienso en "asesinar" a Montalbano. Pero hace unos diez años nos encontramos, en París, con Manuel Vázquez Montalbán y con Jean Claude Izzo y empezamos a discutir cómo matar a nuestros investigadores. Luego, imprevistamente, murieron mis dos escritores amigos sin lograr desembarazarse de sus personajes. Y, entonces yo, que como buen hombre del sur, soy muy supersticioso, he renunciado a cometer ese "delito".

-¿Por qué suele ser Sicilia el escenario casi exclusivo de sus novelas?
-Sicilia ha tenido trece dominaciones y de cada una hemos tomado lo mejor y lo peor, es decir que es muy compleja. Puedes hablar de un hecho sucedido en el 1.500 en Sicilia y reencontrarlo igual en un suceso acontecido ayer. Satisface mis exigencias beber de esta agua y de esta fuente.

-¿Continúa definiéndose como marxista?
-Mire...hoy más que nunca, aunque hace algunos años me había convencido de que lo mejor era una izquierda definida como liberal-democrática. Me parece que hoy la izquierda italiana necesita una sesión psiquiátrica. Esto de gobernar con Berlusconi...¿qué es sino una enfermedad?