No sólo se puede perder el registro de conducir por un accidente de tránsito. En la provincia, cada vez hay más inhabilitados para manejar porque no pasan los controles de alcoholemia que se realizan cada fin de semana.

Desde que comenzaron estos operativos, en 2007, hasta mayo de este año ya hubo 8.256 conductores que fueron inhabilitados por manejar ebrios; en promedio fueron unos 112 por mes, según los datos de la Dirección de Transporte de la Provincia.

La ley establece que los conductores de rodados particulares no pueden circular con más de 0,5 g de alcohol en sangre. Los motociclistas tienen un límite de 0,2 g mientras que quienes manejan vehículos de carga o transportes públicos de pasajeros no pueden beber nada de alcohol. Las sanciones incluyen el secuestro del vehículo y la inhabilitación para manejar, que puede ser por un mes o más (depende del nivel del dosaje y si es reincidente el infractor). También se incluye el pago de una multa que ronda los $ 1.000 o más.

Desde sus inicios, la gran mayoría de los infractores son varones y motociclistas (las mujeres no superan el 15% del total de personas sancionadas). El perfil del transgresor fue cambiando en cuanto a su edad: al principio los que mayormente conducían alcoholizados tenían entre 21 y 30 años, mientras que en la actualidad tienen entre 31 y 40 años.

Según las estadísticas, la mayoría de los que no pasaron el control de alcoholemia fue porque tenían entre entre 0,5 y 1 gramo de alcohol en sangre. Aunque este es el nivel mínimo, ya se considera que el conductor no posee sus reflejos al 100%.

No obstante, cada año hay más personas que manejan totalmente borrachas. Mientras que en los primeros controles ese sector representaba el 20 o el 30%, en 2012 fueron el 45% de los sancionados. Algunos de ellos circulaban al borde del coma etílico. Para ellos, la inhabilitación para manejar es de seis meses.