De potencias como Universitario (T) y Tucumán Rugby es dable esperar partidazos como el de ayer. Un festival de 40 puntos por lado, en el que la igualdad fue hija de la dinámica y de la entrega absoluta de ambos. De hecho, más que empate, debería decirse que ganaron los dos, más allá de que el premio en puntos no haya sido lo que se dice generoso.
Si los partidos se puntuaran por actitud, Tucumán Rugby se hubiera adjudicado un parcial bastante holgado. Incisivo, con más actitud que su colega, se infiltró dos veces al ingoal a través de la brecha que encontró desplegando el juego hacia el andarival derecho. Pero lo que le sobró en brillo adelante, le faltó en solidez cuando se venía el malón de Ojo de Agua: el exceso de infracciones defensivas "verdinegras" le permitió a "Uni" descontar con el pie de un efectivo Juan Rodríguez y mantener la distancia en el marcador bajo control, pese a ni haberse acercado a la zona de tries.
Poco hubo en común entre la "U" del primer tiempo y la del segundo: en apenas 30 segundos logró lo que no había podido en 40 minutos. Luego de ese primer try, se dedicó a entorpecer la libre circulación "verdinegra" con una marca a presión exhaustiva, cerca del límite y en ocasiones más allá. Jorge Domínguez convirtió las inconductas rivales en puntos, y el tanteador comenzó a cambiar de manos a cada rato. Si uno pasaba al frente con un try, el otro remontaba con un penal.
En ese palo y palo estuvieron hasta que sonó la corneta, un minuto después del kick que transformó en empate lo que era una ajustada victoria de Uni. Puede parecer poco para tanto esfuerzo, pero en el Súper 8, cada punto es capaz de decidir una clasificación.