ROMA.- La ministra de Inmigración de Italia, Cécile Kyenge, fue nuevamente víctima de una agresión racista, cuando un desconocido le lanzó bananas (no llegaron a golpearlas) el viernes, en un acto del progresista Partido Democrático en la localidad de Cervia, en el centronorte de la península.
Poco antes del incidente, el grupo ultraderechista Fuerza Nueva dejó maniquíes cubiertos con sangre falsa cerca del lugar del mitin y lanzó panfletos con la consigna "la inmigración mata", en protesta por la propuesta de la ministra de dar la nacionalidad italiana a cualquier persona que nazca en su territorio. El grupo negó ayer que alguno de sus miembros haya arrojado las bananas, aunque son los principales sospechosos para la Policía.
Kyenge es la primera ministra italiana con piel de color negro, nació en República Democrática del Congo en 1964 y vive en Italia desde 1983. La funcionaria calificó el ataque de "una bofetada a la pobreza". "Con la gente que muere de hambre y la crisis es triste desperdiciar comida así. El coraje y el optimismo para cambiar las cosas ha de venir desde el fondo para llegar a las instituciones", agregó.
Oftalmóloga de profesión, asumió su cargo en abril y desde entonces, ha sido objeto de continuos ataques, amenazas e insultos xenófobos. El más grave fue hace 12 días, cuando el dirigente de la Liga Norte y vicepresidente del Senado, Roberto Calderoli, la comparó con un orangután, dichos que provocaron indignación. El político se disculpó, pero no renunció a su banca ni fue removido del alto cargo que ocupa. Antes, otro dirigente de la misma Liga Norte afirmó que Kyenge debía ser violada para que entienda cómo se sienten las víctimas de crímenes cometidos por inmigrantes, por lo cual fue condenado a prisión en suspenso y a una prohibición temporal para ejercer cargos públicos.
La ministra recibió numerosas muestras de apoyo y elogio por su calmada reacción, empezando por el primer ministro, el centroizquierdista Enrico Letta. El gobernador de Véneto, Luca Zaia, también de la derechista Liga Norte, criticó el ataque. "Los insultos personales no tienen lugar en la discusión civilizada y democrática necesaria entre la ministra y quienes no comparten su opinión", afirmó. (Télam-DPA-Reuters)