El ingenio Leales se convirtió en el primero ingenio que logra evitar la emisión de sus efluentes líquidos a los cauces aledaños, y reutilizar el recurso para riego en los cañaverales. De esa forma, la empresa se adecuó de manera concreta a los requerimientos de las normas ambientales, en particular, a la exigencia centrada al uso eficiente de los desechos fabriles.
El Comité de Cuenca, organismo encargado de realizar un seguimiento del programa ambiental aplicado a la cuenca Salí-Dulce, solicitó a la Provincia que extreme los esfuerzos para mejorar la calidad de los efluentes líquidos que vierten las industrias tucumanas.
"Se pidió que se pusiera la lupa en los residuos líquidos de los ingenios debido a que se ha detectado que éstos tienen cargas orgánicas muy altas (contaminación)", dijo Miguel Gómez, referente de la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación en el cuerpo de control, integrado por representantes de Tucumán, Santiago del Estero y del Gobierno central.
El Comité de Cuenca intensificó su política de seguimiento y en los últimos meses apuntó al tratamiento de los desechos con volúmenes constantes de las plantas fabriles. Ell plan ambiental se ocupó en un primer momento de las condiciones de la vinaza.
"El objetivo es que todos vayan mejorando, y no sólo hablamos de los ingenios, sino también de las citrícolas y frigoríficos. Si bien se viene trabajando para el saneamiento de la Cuenca, es el momento de acelerar el proceso porque hay una sequía muy importante en la región, con caudales muy bajos", agregó el funcionario.
"Efluente cero"
"Regamos los campos con efluentes de la planta. Esto nos lleva a una situación de 'efluente cero'. Es resultado del trabajo planeado que vino realizándose desde hace años", expresó Mariano Abregú, director técnico de la Compañía Inversora Industrial Sociedad Anónima (Ciisa), propietaria del Leales.
Los restos líquidos que provienen del agua utilizada en la producción azucarera en planta fueron derivados, a través de canales, a los cultivos de caña de azúcar que se extendieron sobre unas 400 hectáreas. Según calcularon los técnicos de la empresa, se han destinado hasta ahora 200.000 litros por hora desde la aplicación de ese mecanismo, evitando que los sobrantes de la planta desembocaran en el arroyo Mista, cauce que converge en la Cuenca Salí-Dulce. El proceso ambiental se sumó al tratamiento de vinaza en los llamados "piletones" con destino a irrigación de campos y el consumo de agua de pozo propio, lo que permitió a la firma que dejara de demandar este recurso de los ríos aledaños.
"Por un lado separamos vinaza, residuo que se destina a las antiguas piletas. En esta etapa tenemos el compromiso de vaciarlas cada 21 días de funcionamiento de la destilería (producción de alcohol) y depositar la vinaza en suelo salino. Por el otro, los efluentes sólidos (cachaza y la ceniza de los filtros de chimenea), se derivan a la elaboración de 'compost' -puede ser usado como fertilizantes de lotes-", detalló el directivo.
La intención de la compañía es poder usar efluentes de las fábricas Cruz Alta y La Florida para regar campos de la propiedad de la empresa, además de ampliar la irrigación a más hectáreas en los campos aledaños al Leales.
"Es un mensaje a los otros industriales que sí se puede (hacer cosas): se puede bajar el consumo y recuperar el agua, y disponer efectivamente los residuos", afirmó, por su parte, Alfredo Montalván, titular de la Secretaría de Medio Ambiente provincial (SEMA).