En inglés, pelusa se dice fuzz o fluff; entonces, una traducción literal, un poco torpe, sería "The King Fuzz". Pero El Rey Pelusa no pensaba ni mínimamente en esas equivalencias cuando, en 1999, se bajó de uno de los muchos escenarios que agotaba por esos años, compró un pasaje de avión (sólo ida) y se bajó 12 horas después en Miami. O Maaaiami, dicho en el estricto cordobés en el que habla el ídolo cuartetero. "Fue como una desaparición la mía, no había noticias ni información, ¡nada! Pero es que yo siempre había querido ir a EEUU, desde los 17 años, y se me dio recién a los 48", admite el cantante, durante una charla con LA GACETA.
No perdió el tiempo "Pelusa" en esos 30 años que tardó en cumplírsele el gran sueño. Antes, más bien, fue satisfaciendo otros deseos: en 1978 entró al grupo Chébere, uno de los más célebres del cuarteto cordobés, y esa fue su pasarela a la popularidad. Cinco años después le soltó la mano a la banda y se adentró en el terreno solista. Cantó a dúo con varios popes de la época, entre ellos el "Negro" Videla y "Palito" Ortega, y se cansó -nunca literalmente- de hacer bailar a las masas durante tardes y madrugadas completas. "¡Qué lindos los carnavales de Tucumán! Subíamos al escenario al mediodía y eran las 5 am y seguíamos ahí, dándole. Me encantaba Tucumán en esa época".
Pero todo eso -la fama, el clamor del público, los carnavales, los largos tirones en el escenario- se interrumpió súbitamente el día en que "Pelusa" aterrizó en el aeropuerto de Miami, dispuesto a vivir una versión criolla del american way of life (modo de vida norteamericano), allí hasta donde lo dejaran. "No pensaba quedarme tantos años sino, qué sé yo, el tiempo que me durara la visa. Por eso nunca me despedí de la gente, no di recitales para anunciar que partía. Pero fue pasando el tiempo y me fui quedando, y así estuve hasta el año pasado". Acá, mientras tanto, los medios y fanáticos lo daban por retirado de la música y hablaban de la enigmática ausencia del cuartetero.
Pelusa multiuso
¿Y qué pasó en EEUU? ¿Llegó la dudosa traducción "The King Fuzz" a copar alguna marquesina en la vaporosa Miami? "¡No! -se ríe "Pelusa" al otro lado de la línea-. Mi familia me apoyó y me dijo 'andá a ver qué podés hacer musicalmente'. Les dije 'ok', pero no hice nada artístico, no tenía ninguna intención de eso. Yo sólo quería ir, conocer ese país que para mí siempre había sido la cuna de la buena música".
Entonces, fue la música lo que lo hizo ir, pero no lo que lo hizo quedarse: "ahí ya no era 'Pelusa', no era el cantor, sino que me llamaban don Miguel, Miguel Calderón. Y trabajaba en de todo (sic), laburaba como cualquier grone de los muchos que hay por allá. Por ejemplo, contribuí con el cuidado de la ciudad, limpié vidrieras, trabajé en un restaurante... Después, en los últimos años, me tomaron en una cadena de farmacias muy importante, con sucursales en todas las ciudades de EEUU. Ahí ya estaba más establecido, pero mi función era empaquetar los medicamentos".
Mientras embolsaba aspirinetas y jarabes, "Pelusa" tal vez haya tarareado de cuando en cuando viejos éxitos como "La copa rota" o "Teléfono azul", pero el cantante jura que nunca extrañó su vida anterior. "Siempre fui muy desapegado. Cuando llego al fin de una etapa, la cierro y continúo con lo siguiente. Siempre dejé que la vida fluyera y viví el presente", asegura.
Dejándose llevar por esa misma filosofía, tras más de 10 años de vivir entre angloparlantes, el cuartetero decidió patear otra vez el tablero y tomarse un nuevo avión, esta vez de regreso a su Córdoba natal. "Quise volver porque me encontré con algunas personas que conocía de chico y que, ya de grandes, eran importantes productores artísticos. Me pareció una buena oportunidad para volver a cantar y me fue bastante bien. Cuatro meses antes de regresar al país comenzó a formarse mi orquesta. El grupo, desde Córdoba, y yo, desde Miami, grabamos un disco que aún no ha salido. Así que cuando llegué a Argentina ya estaba todo armado y al mes siguiente ya empezamos a trabajar".
Un año después de ese retorno, "Pelusa" asegura que el balance es positivo: "estoy contento con la decisión que tomé. Siempre había sentido que tenía una deuda con el público porque no le había dicho chau. Y ahora estoy trabajando muy cómodo, aunque ha sido un año muy duro porque toda mi familia aún está allá; yo era un abuelo que estaba viendo crecer a sus nietos. Pero las cosas se dieron así y está bien". La nostalgia desaparece rápidamente de su voz y recobra el tono alegre. "Pelusa" sigue siendo el rey.