El texto del correo estaba en portugués. Le llamó la atención y decidió dejar un momento la meditación que estaba preparando para leerlo. A pesar de la diferencia de idioma, no se le hizo difícil entender el mensaje. Pero sí le costó creerlo. ¿Lo estaban invitando a concelebrar una misa con el Papa Francisco en Río de Janeiro? ¿Podía eso ser posible? Decidió sacarse las dudas y le reenvió el mail a un amigo que lo tradujo e inmediatamente se lo confirmó: el sábado 27, el padre Luis Zazano se ubicará en el altar nada más y nada menos que junto al Pontífice argentino que, desde su llegada al Vaticano, enamoró al mundo.

El sábado por la noche, el vicario de la Catedral, de apenas 28 años y ordenado sacerdote el 23 de marzo del año pasado, se enteró de la novedad. Él es uno de los 12 sacerdotes de Tucumán que viajará a la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) Río 2013 para acompañar a los seminaristas y a distintos grupos de laicos.

"Lo primero que hice fue llamarla a mi mamá, Nancy. Es que me entró una alegría inmensa. El año pasado tuve la bendición de conocer a Benedicto XVI cuando acompañé al arzobispo (Alfredo Zecca) a recibir el palio", recordó. Pero lo que está por vivir ahora le parece aún más sorprendente. "Francisco genera mucha alegría; es un Papa bonachón, cercano, sencillo, que nos transmite la necesidad de sentir la alegría que genera Cristo", definió.

La misa que concelebrará con Francisco se llevará a cabo en la catedral metropolitana de San Sebastián, el templo más importante de Río de Janeiro, y ante los obispos que participarán de la JMJ. Pero ojo: no será el único tucumano dentro de esa iglesia. Lo acompañarán cuatro seminaristas: Benjamín Tonetti, Nelson González, Matías Pérez y Martín Brizuela. "Cuando me avisaron, casi me desmayo. Literalmente", aseguró el primero. La delegación tucumana parte el miércoles y, tras algunos días de misión en Florianópolis, irán a Río de Janeiro.

¿Y la esperanza?
Zazano, Tonetti y González son tan jóvenes como la mayoría de las miles de personas que participarán de las JMJ en Brasil. El primero tiene 28; el segundo, 24, y el tercer, 22. Por eso, perciben con claridad muchos de los problemas que afectan a sus pares. "Cuando hablo con otros chicos a veces me cuesta ver en sus ojos un horizonte, alguna proyección que les pueda dar esperanza. Una de las dificultades que debe enfrentar la juventud es justamente esa: la falta de esperanza", destacó Nelson.

"Necesitamos entender que nuestras vidas tienen un sentido", agregó Benjamín. El padre Luis reforzó ese concepto: "La gran enfermedad actual es la depresión. Por eso, los jóvenes tienen que perseguir la actitud de esperanza, buscarle nuevas perspectivas y motivos de alegría a lo que vivimos a diario". Ojalá las JMJ ayuden.