"Pan calentito, harina a precio congelado", es el título de la receta que publicó, en su página oficial de internet, la Subsecretaría de Defensa al Consumidor. En la propuesta gastronómica, se afirma que "en la mayoría de las cadenas de supermercados, un kilo de harina cuesta entre $ 2,59 y $ 3,25". "Esto configura una oportunidad para que aprovechemos para hacer pan casero", sugiere la receta de la entidad que conduce María "Pimpi" Colombo. En un relevamiento por los principales súper de la capital tucumana, LA GACETA comprobó que la harina común cuesta $ 7, en promedio, y la leudante, $ 9.
La escasez de harina, y de aceite, se agudizó en las góndolas de las principales cadenas de supermercados, debido a que, desde mayo, la provisión de estos artículos no es suficiente para cubrir la demanda de los consumidores. Por esta razón, la venta se mantiene restringida a dos unidades por ticket de compra o por persona.
Este escenario llevó al Gobierno nacional a suspender las exportaciones de harina de trigo, para mejorar el abastecimiento interno y para frenar la suba del precio que se paga para elaborar los productos panificados. El titular de la Cámara de Supermercados y Autoservicios de Tucumán, Guillermo Saccomani, afirmó que el problema de fondo es la falta de trigo. "No creo que el conflicto se resuelva con esta medida. Por falta de rentabilidad, hay productores que se cambiaron a otros cultivos. A esto hay que sumarle los daños de la sequía. Todo esto repercute en el abastecimiento", analizó.
Sin trigo
Desde el sector productivo afirmaron que el faltante de harina se vincula con las restricciones que aplicó el Gobierno en el mercado del trigo, y que afectaron la dinámica comercial. La Federación Argentina de la Industria Molinera (FAIM) confirmó a LA GACETA que en el transcurso del año se registró una caída del 9% en la molienda, como consecuencia de la merma de las exportaciones. Sin embargo, la entidad afirmó que el abastecimiento está garantizado.
Por su parte, el dirigente de la Asociación Argentina Pro Trigo, Raúl Maestre, atribuyó el retroceso de la producción de trigo a la política agropecuaria que viene desarrollando el Estado, y pidió que se liberen los cupos comerciales. "Los mercados están intervenidos, y muchos productores dejaron de producir porque no saben a quién vender. A esto hay que sumarle el aumento de los costos de producción, a causa de la inflación y los efectos de la sequía", argumentó. Además, Maestre señaló que el Poder Ejecutivo Nacional debería modificar su política agropecuaria. "Tienen que escuchar a los productores y no favorecer al sector exportador", insistió.
Cadena comercial
LA GACETA comprobó que en los súper tucumanos ofrece las variedades refinadas y de alto rendimiento del aceite, que cuestan más del doble que el de cocina. Andrés Alcaraz, gerente de Comunicaciones Corporativas de la Cámara de la Industria Aceitera de la República Argentina (Ciara), aseguró a este diario que los fabricantes sostienen, desde 2008, los cupos para los supermercados, para los comercios mayoristas y distribuidores, destinados al consumo familiar. "La producción se mantiene en 40 a 42 millones de litros mensuales para todo el país, pero no sabemos qué es lo que pasa en las cadenas comerciales y de distribución", explicó.
Además, el representante de la entidad señaló que los cupos de aceite para consumo domiciliario forman parte de un acuerdo de precios compensados. "Para evitar que este aceite se destine a usos industriales o gastronómicos, los súper lo venden con restricciones. El aceite comestible para otros usos se debe adquirir al doble del valor del aceite compensado", remarcó Alcaraz.
Por su parte, Saccomani consideró que los cupos que los fabricantes envían a los comercios no alcanzan para cubrir la demanda. "Cuando la demanda aumenta se limita la oferta. Entonces se genera esta situación de faltante", analizó el empresario.