"Ya no podía caminar, necesitaba internarme, me estaba muriendo. Mi mamá no paró hasta que logró que un grupo de evangelistas me lleve a otra provincia para curarme, porque no podían atenderme en ningún lugar". El testimonio de Luis F., un joven de 24 años que vive en La Costanera, refleja lo que les pasa a cientos de adictos de la zona: no tienen dónde atenderse.
Los centros de atención no dan abasto y no hay suficientes camas en el único lugar de internación disponible de la Provincia, Las Moritas. Este es el permanente reclamo de las madres de adictos. "Cada vez hay más chicos que presentan un consumo muy problemático de pasta base y necesitan ser internados. Pedimos al Gobierno más centros de rehabilitación. Las madres ofrecimos donar nuestro tiempo para limpiar o ayudar en lo que sea que necesite un nuevo sitio de internación. Incluso propusimos que se use para esto un inmueble desocupado, ubicado cerca de Teniente Berdina. Pero nadie nos escucha", comentó Elsa Juárez, integrante del grupo Madres del Pañuelo Negro.
Luis F. también se sumó a la propuesta: "muchos de los que ya nos recuperamos podríamos trabajar como operadores, ayudando a otros chicos a dejar las drogas".
Según las mamás de adictos, la mayoría de los consumidores de "paco" (la basura que se obtiene en el proceso de elaboración del clorhidrato de cocaína) abandona el tratamiento ambulatorio porque la adicción que tienen es muy fuerte. "Necesitan ser internados. El problema es que muchos de ellos tienen causas penales y por eso no los aceptan en Las Moritas. Sólo han hecho un par de excepciones. No se entiende que no los reciban cuando casi todos los adictos han robado alguna vez para poder consumir, o se han involucrado en la venta de drogas para obtener sustancias", señaló Elsa.
Otra situación que les preocupa a las madres es que no hay planes de reinserción laboral para los adictos que se recuperan. Entonces, tarde o temprano vuelven a consumir. "Yo tengo tres hijos recuperados de sus adicciones y no tienen trabajo. ¿Cómo no van a caer otra vez en la droga si no hacen nada?", planteó Dora Ibáñez, otra madre del Pañuelo Negro.
Al respecto, las madres contaron que hace un año el Gobierno provincial abrió en el barrio La Costanera un centro de ayuda a las madres y a los adictos. "Supuestamente iba a servir para capacitar a los chicos recuperados. Pero duró un mes abierto. Nunca más funcionó", señaló Elsa Juárez.
Proyectos de vida
Por otra parte, el gobernador José Alperovich ayer habló de nuevo sobre el drama de las adicciones. "El problema que muchas veces tienen los jóvenes es que no tienen un proyecto de vida. Es por eso que hemos trabajado tanto en educación, haciendo tantas aulas, en los empleos juveniles, pagándoles para que vayan a trabajar, buscando de darles trabajo, poniendo mucho dinero en deporte. Porque, en definitiva, la única manera de poder sacar a los chicos de la droga es con proyectos de vida. Hay que seguir trabajando fuerte como lo venimos haciendo", resaltó. Antes, reconoció que "la droga nos está ganando".