Las Primarias de agosto y los comicios generales de octubre se transformarán en una gran fotografía anticipada del mapa político local de 2015. La seguidilla de traiciones que durante la última semana se evidenciaron en el alperovichismo y en los partidos de la oposición dejó a varios dirigentes con ánimos de revancha, o de venganza, según el tamaño de la magulladura. En la conformación de la lista de candidatos a diputados nacionales por el oficialismo hubo dos sectores del peronismo que recibieron profundas heridas, aunque no de muerte: el amayismo y el orellanismo. Aunque se peinaron, los intendentes Domingo Amaya y José Orellana no lograron salir en la foto de la familia alperovichista. No obstante, el hecho de haber quedado al margen de esta contienda les da una cierta ventaja. Tendrán la oportunidad de sentarse en la platea a mirar la performance electoral que alcanzará el alperovichismo sin los votos amayistas de la capital y sin los sufragios orellanistas del oeste. Porque aunque digan lo contrario y envíen señales de unidad, es más que obvio que Amaya y Orellana harán la plancha el día de la elección.
¿Pero por qué fueron excluidos? Aunque parezca difícil, la respuesta puede ser muy simple: para la Casa de Gobierno no era conveniente exponer en la vidriera electoral a los dos espacios de poder que inexorablemente serán refractarios en 2015. Quienes refuerzan esta hipótesis sostienen que no fue el azar lo que hizo que la negociación con los dos dirigentes peronistas se hundiera en el pantano de la discordia. Fue una estrategia bien orquestada, aseguran. Los resultados están a la vista.
La semana pasada, el amayismo tenía asegurado el tercer lugar en la nómina con la inclusión de la legisladora y esposa del concejal Germán "Wilson" Alfaro, Beatriz Ávila. Sin embargo, Amaya sintió que podía exigir el segundo lugar en la grilla y fue el propio Alfaro el que le pidió a Alperovich secundar a Juan Manzur. Como en el póker, el intendente jugó all in y puso todas las fichas en la mesa. Perdió. Recibió un rotundo "no" como respuesta. El viernes, el tercer lugar ya era inamovible y lo ocupaba la esposa del camporista Jesús Salim, Mabel Carrizo. Luego, el amayismo ya no quiso el cuarto lugar. Con Orellana pasó algo parecido. El senador Sergio Mansilla fue el encargado de hacerle pisar el palito al "Mellizo". Fue el ex arquero de Jorge Newbery quien le comunicó que el cuarto lugar estaba reservado para él, detrás de Susana Trimarco. Envalentonado, el famaillense anunció el jueves por televisión que había sido incluido en la grilla junto con la madre de Marita Verón. Orellana no sólo quedó en posición adelantada. Quedó excluido y sin tiempo para armar una lista por afuera del alperovichismo. El plan B del "Mellizo" era encabezar una nómina junto con el titular local del MUP, Luis Romano, quien finalmente decidió enfrentar al oficialismo por dentro del PJ. Romano sabe, como David, que sólo tiene una piedra en la honda para lastimar al Goliat de 25 de Mayo y San Martín.
Gracias, don Aurelio
Cuando la postulación de José Cano se desdibujaba y Juan Casañas se medía el traje de elegido sucedió un hecho que terminó de convencer al senador radical de que esta era la oportunidad para apuntalar su candidatura a gobernador en 2015. El miércoles pasado, en Capital Federal, Julio Aurelio le mostró los últimos números de una encuesta. Con los porcentajes favorables en la mano, el encuestador le hizo ver al radical que si encabezaba la lista del Acuerdo Cívico y Social, la obtención de dos bancas en la Cámara Baja dejaría de ser sólo un sueño opositor.