Los padres José Andrés Castilla, Roberto Espeche, Dante Gómez, Marcelo Tobar y Carlos Alberto Sánchez celebrarán hoy sus bodas de plata sacerdotales. Los ordenó el entonces arzobispo Horacio Bózzoli, un 24 de junio de 1988, en la Catedral. Y mañana, a las 11.30, en la iglesia La Merced, todos sus hermanos sacerdotes (más de 100) se reunirán junto al arzobispos de Tucumán, monseñor Alfredo Zecca, y su predecesor, monseñor Luis Villalba, para celebrar la misa en acción de gracias.

Son como los dedos de la mano. Todos muy distintos de carácter y personalidad, pero unidos en los mismos sentimientos y para el mismo fin. Aunque están en diferentes parroquias, se juntan en un almuerzo una vez al mes para compartir vivencias, emociones, contarse sus cuitas y las dificultades propias de la vida parroquial.

Los cinco son párrocos: Dante Gómez, de la parroquia San Isidro Labrador de Lules; José Andrés, de San José de Bella Vista; Roberto Espeche, de la Inmaculada Concepción de Tafí Viejo; Marcelo Tobar, de Urundel (diócesis de Orán Salta); y Carlos Sánchez, de La Merced. Cada uno oficiará misas en acción de gracias en sus respectivas parroquias. Mañana a las 20, será en Lules; el sábado 29 a las 11, en Bella Vista; y mañana a las 20, en Tafí Viejo.

El padre Carlos Sánchez evocó cómo fue el momento en que se ordenó como sacerdote. "Ese día estaba muerto de miedo. Tenía terror a no ser fiel a Dios, a fallarle, a no corresponderle a la gente... Ni más ni menos que el miedo que siente el que se va a casar", rememora. "Me acuerdo que se lo confié al padre José Veronesi. 'Padre, tengo miedo', le dije. 'Te comprendo', me contestó. 'No confiés en vos, confiá en Dios', me aconsejó. 'Él te va a dar la fidelidad que necesitás'. Y fue así siempre. Aún hoy, cada vez que voy a dar la misa beso la estola y le digo al Señor: gracias por tu fidelidad, gracias porque hoy puede celebrar la Eucaristía", reflexiona el padre Carlos Sánchez.

El mandato de Francisco

Con el papa Francisco nace un nuevo perfil de sacerdote. "Su testimonio es muy evangélico, nos pide que no seamos curas almidonados que estemos más cerca de la gente, que seamos pastores con olor a oveja. En la Misa Crismal nos dijo que la unción debe llegar hasta los flecos del manto. El mismo Papa nos da su ejemplo en su predilección por la gente más sencilla, más necesitada. A los sacerdotes nos pide que lleguemos hasta las periferias territoriales y existenciales", cuenta el sacerdote.

"La demanda de servicio sacerdotal es muy grande en todos lados. Vas por la calle y la gente te pide que lo bendigas, que reces por él, que le des un consejo ... en una palabra nos pide que seamos curas. Y eso es lo que hay que pedir todos los días, cada día: más fidelidad, más servicio", resume el padre que nació y creció en Villa Luján.