Eduardo Robinson - Economista

En los últimos años no sólo se reinstaló la inflación en la economía argentina, sino también la inestabilidad del tipo de cambio, un precio clave para la toma de decisiones. Excepto durante la convertibilidad, desde la década de 1930 Argentina experimentó permanentes turbulencias cambiarias Varias fueron las causas. Entre ellas, los desequilibrios en el sector externo, dada la insuficiente generación de divisas, vía exportaciones o ingresos de capitales, las inconsistencias macroeconómicas y fragilidades financieras que provocaron desconfianza y huida hacia el dólar como refugio. Esta terminaba en esquemas de tipo de cambio múltiples, es decir, casi en un valor del dólar para cada actividad: comercial, para operaciones de comercio exterior, financiero, para colocaciones bancarias y compra venta de bonos públicos, turista, para viajes al extranjero, y otras modalidades. Dado que la demanda de dólares supera a la oferta, se termina racionando el mercado mediante diferentes precios teniendo en cuenta el uso. Eso derivó en un verdadero laberinto cambiario.

En el país se dieron ciclos cambiarios caracterizados por el control de cambios, surgimiento del mercado paralelo, brecha creciente entre la cotización oficial y paralela y devaluación de la moneda.

Teniendo en cuenta esta cadena de sucesos, puede decirse que desde noviembre de 2011, empezó nuevamente el laberinto cambiario, con esquemas de tipos de cambio múltiples. Pero, ¿por qué se da esta situación si las condiciones históricas que provocaron no se verifican en la actualidad? Los precios de las exportaciones se mantienen elevados; aún no hay déficit en la balanza comercial y no se evidencia fragilidad financiera. Sucede que hay desequilibrio fiscal, que se recurre a la emisión de moneda, desabastecimiento energético que obliga a que las importaciones sean crecientes en este rubro. Además, el gobierno usa las reservas para atender pagos de la deuda y los retiros de depósitos en dólares de los particulares de los bancos.

El primer desequilibrio impulsa la inflación lo que a su vez alienta la demanda de dólares, para preservar el poder adquisitivo. Y el segundo aspecto hace que el Estado requiera cada año más cantidad de divisas para importar energía y dado que se evidencia falta de dólares la gente no mantiene los billetes en los bancos. Entonces se da la paradoja que con precios internacionales históricamente altos de los productos de exportación, haya agudo desequilibrio en el mercado de divisas, que se refleja en la permanente caída que muestran las reservas del Banco Central.

Asimismo, si se siguen los pasos del ciclo cambiario descripto, tras el crecimiento de la brecha, lo que continúa es la devaluación. Pero en las condiciones actuales esta instancia hay que evitarla, porque los costos de la medida superan a los beneficios. El impulso inflacionario sería importante. Entonces si el mercado paralelo se fortalece, sube la brecha y los precios internos siguen ese dato. De ahí que pese a que el gobierno en la superficie subestimó el problema, implementó medidas para anestesiar la demanda de dólares. Vende bonos dolarizados desde la Anses y establece un férreo control en el mercado marginal.

Al no poder subir las exportaciones y no ingresan capitales por falta de reglas claras, ¿cómo incrementar la oferta de dólares?, ¿cómo restablecer el equilibrio en el mercado de cambios? Ofreciendo un jubileo fiscal al que tenga la amabilidad de traer dólares. Entregará los billetes verdes y recibirá un certificado, con el cual podrá efectuar distintas operaciones, no sólo inmobiliarias. El Cedin será en la práctica una cuasimoneda en dólares. Se encontró la vuelta para emitir dólares. Con este instrumento, el gobierno estima que se debilitará el mercado paralelo.

Entonces, ¿se puede así salir del laberinto cambiario? Hoy en Argentina el desequilibrio cambiario viene más por el lado de la demanda que el de la oferta. Ha crecido la incertidumbre y esta no se soluciona con emisión de cuasimonedas en dólares.

Si bien este instrumento podrá reactivar el mercado inmobiliario, el problema de fondo es la confianza. Suponiendo que usted tiene dólares en el colchón, ¿pagaría con ellos en un corralón al tipo de cambio oficial? ¿Entregaría un billete de U$S 100 para cancelar una factura de $ 535 en bolsas de cemento? Es probable que los Cedin terminen cotizando en los corralones al cambio que rige en el mercado negro, con lo que efectivamente la economía (o al menos el sector de la construcción) se dolarizará de hecho. El éxito del blanqueo depende de la posibilidad de obtener por esos dólares el valor que hoy les reconoce el mercado o, en su defecto, de volver a obtener los mismos dólares vendiendo el certificado en el mercado secundario. Pero la fluidez de la operatoria dependerá de las expectativas. La confianza, como siempre será la clave.

Dólar turista 

Con saldo negativo en el primer trimestre

Entre enero y marzo, por turismo, salieron del país U$S 2.280 millones, casi U$S 1.800 millones más que en el mismo período del año anterior. Esto fue probablemente lo que motivó el incremento de la retención sobre los gastos realizados con tarjeta en el exterior de 15% a 20%, dice Soledad Pérez Duhalde, de Abeceb.com.