"No van a pasar, no van a pasar", repetía Ricardo Ignacio Britos mientras sostenía con sus manos el portón que da al patio de su casa para evitar el ingreso de los ladrones. Esas fueron las últimas palabras que le escuchó decir su tía, María del Valle Britos, que estaba escondida en un baño. Luego vinieron los disparos que hirieron mortalmente al pintor de 42 años.
Ayer a las 2.30, unos hombres intentaron robar en la casa ubicada en Los Ceibos 76, Yerba Buena. Britos murió en el acto, producto de los cuatro disparos que recibió en distintas partes del cuerpo. Al ver al hombre tirado en el piso, los asaltantes optaron por escapar, dejando una gorra tirada en el piso. Esa sería la única pista con la que contaban ayer los investigadores.
La víctima vivía con su tía, de 72 años, y Raúl Alberto Yalu, un amigo de la familia. La mujer dormía en una habitación que tiene una puerta que da hacia el hall de entrada. A los pocos metros se encontraba el dormitorio de Britos, que trabajaba como pintor.
Yalu, por su parte, duerme en un cuarto que está en la parte de atrás del domicilio, cruzando el patio. El jubilado contó que pasadas las 2 rompieron el vidrio de la puerta que da a la habitación de la mujer.
"Ricardo se levantó, vio lo que pasaba y sacó la llave que estaba en la cerradura para que no la pudieran abrir. Levantó a su tía y le dijo que se fueran para la parte de atrás", relató Yalu.
Por el portón
Cuando salieron al patio, Britos vio a los ladrones que trataban de ingresar por el portón que está al costado de la casa, que tiene un candado. "Escondete en el baño", le dijo a su tía, según recordó ayer la mujer.
La víctima se aferró al portón, al ver que los asaltantes intentaban forzar el candado. Fue en ese momento en el que se produjo el ataque mortal. "No se cuántos eran, yo alcancé a ver uno solo. Lo escuché decir que no les iba a abrir la puerta, y después uno que decía 'disparale'", comentó María Britos. Luego vinieron las detonaciones. Fueron cuatro las heridas de bala que tenía el pintor, según comentó Yalu.
Toda esta escena fue relatada por la tía de Britos, que estaba escondida en el baño. Cuando el silencio se apoderó de la noche, salió despacio llamando a su sobrino. Al acercarse lo encontró tendido boca abajo. "Ya estaba sin vida", relató la mujer, con lágrimas en sus ojos.
Yalu afirmó que estaba durmiendo cuando ocurrió el homicidio. Se despertó por los pedidos desesperados de ayuda de su amiga. Inmediatamente llamaron a la comisaría. "Quedó una gorra tirada, balas y vainas. Todo se lo llevó la Policía. Vino hasta el jefe (Jorge Racedo)", contó el jubilado.
La causa es investigada por el fiscal de Instrucción de la II° Nominación Carlos Albaca. Los asaltantes no se llevaron nada, ya que se habrían asustado por el desenlace que tuvo el intento de robo, y huyeron.
En un cuarto quedaron las herramientas que Britos utilizaba para su trabajo. "Ahí están los tachos, las brochas y la carretilla que le había regalado su tía para que pudiera trabajar. Anoche (por el sábado) estuvimos fumando un cigarrillo en el patio y me dijo que se iba a ir al cumpleaños de su amigo Jorge. Ahora él está haciendo los trámites para el velorio y el sepelio", recordó Yalu.
Hijo de crianza
Cuando Britos tenía cinco años, su tía había ido a visitar a su hermano en Buenos Aires. Volvió con el pequeño a Tucumán, que la siguió como si fuera su madre. Desde entonces, nunca se separaron.
"Él era como su hijo, porque ella lo crió. Desde que quedó viuda, estaban más juntos que nunca", contó Yalu. El jubilado comentó que es oriundo de La Cocha, al igual que la familia de la víctima, y que se hicieron muy amigos. Cuando él se quedó solo, le pidieron que se quedara a vivir allí. "Son mi familia", dijo.
Britos era soltero, y sus tíos aseguraban ayer que era muy querido por todos sus amigos. "Ahora ella (por María Britos) no se cómo hará para volver a estar segura. Tendrá miedo de cualquier ruido que sienta a la noche", afirmó Yalu.
María Britos dijo que nunca habían sufrido algún robo, y tampoco los vecinos. "Esta era una cuadra segura, estas cosas no pasaban. Y nos viene a tocar a nosotros", manifestó la mujer.
"Siempre que veía los noticieros decía que estábamos en el paraíso, por los casos que pasaban en Buenos Aires o en otros lados. Pero no; no estamos en el paraíso", concluyó Yalu.
Hoy llegarán los padres y los hermanos de la víctima, quienes residen en Buenos Aires. A la tarde se realizaría el sepelio. "Les queremos agradecer a todos los que nos ayudaron para que podamos tener el cajón y la tierra en la que será sepultado", dijeron sus tíos.