En realidad era un cine club. No uno más. Pero sí uno de la importante docena de esas agrupaciones convocantes de apasionados cinéfilos tucumanos que comenzaron a proliferar a partir de la década del sesenta. Quizás, como reductos de resistencia del cine como verdadero arte del siglo XX y del buen cine proyectado en salas.

La Cineteca, según evocaron Alfredo Jorrat y Juan Viejobueno, dos de sus fundadores -en una edición dominical de LA GACETA de mayo de 2006- "surgió de una vaquita que concretó un grupo de amigos, entre los que se encontraban Santiago Di Lullo, Luis Acosta, Jorge Cortigiani, Raúl Jorrat y Héctor Caldelari".

"Si bien es cierto que funcionó con proyecciones diarias durante 15 años -salvo un corto período de 1975- puede considerarse un cine club o cine arte por la calidad de las películas que exhibía: filmes del cine europeo moderno y obras clásicas del cine ruso, checo, húngaro y polaco que no se proyectaban en los cines comerciales", contó Ricardo Brunetti, de 67 años, recopilador e investigador de la historia de las salas cinematográficas de la capital tucumana.

La Cineteca se inauguró el jueves 30 de mayo de 1974, en Mendoza 254, en el salón de actos culturales del Círculo de la Prensa. En la función inaugural, prevista para las 22, se estrenó La Madre. Una película soviética, de 1926, dirigida por Vsévolod Pudovkin, con un guión de Nathan Zarjí basado en la novela del mismo nombre, de Máximo Gorki, un exponente del realismo socialista. La cinta, que originalmente fue muda, se pasó en 16 mm, pero en versión sonora.

El filme, recordó el artista plástico Carlos Miguel Calvo, de 63 años, "retrata la lucha de una mujer contra el régimen zarista durante la revolución rusa de 1905. La madre de Pável Vlásov es empujada al conflicto revolucionario cuando su esposo e hijo se encuentran en lados opuestos durante una huelga de trabajadores. Después de que su esposo muere durante la fallida huelga, la madre traiciona la ideología del hijo para intentar, en vano, salvarlo. Pável es arrestado, procesado en un farsa judicial y sentenciado a trabajos forzados en un campo de concentración. Durante su encarcelamiento, la madre de Vlásov se alinea con él y su ideología y se une a los revolucionarios." 

"En el clímax de la película -añadió Calvo-, la madre y cientos de otros individuos marchan a la prisión para liberar a los reclusos, quienes conocen el plan y han proyectado su escape. Las últimas escenas de la película muestran la muerte de la madre y del hijo por las tropas del zar que descubrieron el levantamiento".

Cabe destacar que con esta obra, Pudovkin inició su trilogía revolucionaria, a la que le seguirían "El Fin de San Petersburgo" y "Tempestad sobre Asia".

Dos obras de arte

El cinéfilo Miguel Angel García señaló que a través de la programación de la Cineteca se podía ver y aprender el cine como séptimo y último arte. "En esa sala disfruté de dos creaciones cinematográficas de alto vuelo artístico. Una del cine búlgaro, 'Cuerno de Cabra', de MetodiAndonov (un drama ambientado en la Bulgaria del siglo XVII), y la producción italiana 'Padre Padrone' (Padre Patrón), de Paolo y Vittorio Taviani. Esta última recibió la Palma de Oro en Cannes 1977 y narra la historia de un niño campesino con un padre tan tiránico y autoritario que le impide ir a la escuela o tener amigos".

"En general -agregó el doctor García- los filmes de la sala, que se localizaba en el Círculo de la Prensa, no se conocían en la provincia. No eran películas comerciales y tampoco tenían ningún tipo de circulación".

Lo concreto es que la Cineteca funcionó desde 1974 hasta 1987 como un reducto de cine arte. En la sala de Mendoza 240 los tucumanos pudieron conocer las obras de directores como el ruso Serguéi Eisenstein, el sueco Ingmar Bergman, el británico Charles Chaplin, el español Carlos Saura, del alemán Werner Herzog, el polaco Andrzej Wajda y un importante número de filmes checos y húngaros. "Es cierto que no se hacían debates en la sala. Pero en rigor de verdad, estos tenían lugar casi siempre en el otrora bar La Cosechera, que de alguna manera también integraba el circuito de la Cineteca. Era un cine muy frecuentado también por los habitués a la desaparecida confitería El Buen Gusto", afirmó Raúl Rajmil, de 60 años.

Excesivo interés

De acuerdo con las manifestaciones de Jorrat a nuestro diario "había mucho interés en ver determinadas películas. Por eso podíamos mantener una programación con películas que alquilábamos a la Cinemateca Argentina; teníamos un público definido que siempre asistía. Económicamente, nos iba muy bien, por eso pudimos invertir y ampliar la sala", afirmó Jorrat.

En 1978 se proyectó "La flauta mágica", de Ingmar Bergman, que llegó a reunir un día domingo, en cuatro funciones, a alrededor de 1.000 espectadores. "Es verdad que en esa época, el Plaza podía llegar a albergar hasta 2.300 personas. Pero ahora no se junta esa gente, salvo casos muy excepcionales", añadió Jorrat con cierta nostalgia.

DESDE 1971.- Aunque la Cineteca funcionó desde 1974, la sala de Mendoza 240 (Círculo de la Prensa) se inauguró el viernes 7 de mayo de 1971. Estaba dotada de un escenario de 6,50 m de boca por 5,75 m de fondo, provisto de parrilla y camarines, con pantalla para proyección de películas y diapositivas y un sistema moderno de iluminación y 180 butacas acolchadas.

ASISTENTES.- La ceremonia de apertura de la sala de espectáculos del Círculo de la Prensa, en 1971, fue encabezada por el entonces gobernador Oscar Emilio Sarrulle y el titular de la entidad anfitriona, Casiano Flores Franco.

MUESTRA.- Entre el viernes 12 y el sábado 20 de noviembre de 1971, se desarrolló en el Círculo de la Prensa el Primer Festival de Cine, organizado por Aticana, la Alianza Francesa y el Centro Germano. Se exhibieron filmes argentinos, franceses, alemanes y estadounidenses.

REFACCIóN.- El jueves 6 de julio de 1972, después de que se subsanaran problemas técnicos y efectuaran diversas reformas (colocaron telones y decorados, además de nuevos equipos de proyección y sonido), se estrenaron las películas: Historia Inmortal, de Orson Welles con Jeanne Moreau, y la brasileña Macunaima.

INGRESOS
.- Tan buenos fueron los ingresos de la Cineteca, que Jorrat y Viejobueno pudieron abrir otras dos salas: Candilejas (en 1976, ubicada entonces en el ex cine Moderno, en 9 de Julio, primera cuadra) y Casablanca (en 1979, en Crisóstomo Alvarez al 400).