Por Fernando Sánchez Sorondo
Para LA GACETA - BUENOS AIRES

creció tanto de viejo
de viudo
de solo
de enfermo
de pena


cuando ya no daba más
dio mas
que nunca

siempre fue tan contreras

le llevaba la contra
al poder
a la suerte
al éxito
a casi todo

abrazó el infortunio
se lo pedía a Dios

le fue concedido
y en abundancia

pero también
la renuncia
el coraje
el arrojo
la inconciencia
casi
de los chicos
la elegancia
del talento
malogrado

la pureza
la temeridad
la andante
caballería

"la furias y las penas"
y esa "agria simpatía"
tan suya 
tan linda.

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