Ir a la búsqueda del lector. Ese es el principal desafío que enfrentan los escritores hoy. Nada de quedarse a esperar que la gente llene las librerías en busca de nuevos títulos. Hay que acercarles los textos como si fueran platos de comida para que prueben, saboreen y disfruten. La reflexión es de Candelaria Rojas Paz, una joven poeta a quien no le gusta quedarse quieta, que ofrece sus producciones en las aulas y talleres. Ella estará presente como invitada en la celebración del Día del Escritor que organizó la Asociación Literaria "Dr. David Lagmanovich".
La actividad principal será mañana, a partir de las 19.30, en el Instituto Marchetti (Marcos Paz 1.425). Allí, escritores y futuras profesoras de lengua y literatura participarán de un recital de poesías y cuentos breves. Además, se lanzará el proyecto "La poesía y el microrrelato en las escuelas de Tucumán". La idea es que dos veces al mes, la Asociación recorra establecimientos escolares de barrios tucumanos llevando lecturas propias y de diferentes escritores de nuestra provincia. "El objetivo es que los nuevos escritores y futuros docentes puedan convertirse en multiplicadores y que comencemos a acercar, a través del juego y la alegría, a los más chiquitos y a los diferentes niveles educativos, el amor por la lectura", señaló Mónica Cazón, coordinadora de la Asociación Lagmanovich.
El propósito central de esta asociación sin fines de lucro es difundir la obra de los autores tucumanos y de todo el NOA, según explicaron Ana Mopty, Melina Moisé, Julio Estefan, Liliana Massara y Rogelio Ramos Signes, también integrantes del grupo.
"En la provincia hay muy buenos escritores que lamentablemente no se conocen", explicó Mopty, quien coordinó una antología de narradores de la región y quedó sorprendida con las producciones locales. Según la experta, en los últimos años se duplicó la cantidad de autores de microficción. ¿Por qué tienen tanto éxito estos relatos cortos?", se le consultó. "Tal vez este fenómeno tenga mucha influencia de la posmodernidad, de la cultura de la inmediatez. Aunque no parezcan, estos microrrelatos son muy atrapantes. Son lecturas provocadoras, en las que con pocas palabras se presentan hechos que dan lugar a múltiples lecturas. Entonces, de alguna manera implica también un lector más despierto, al que se le exige la intertextualidad que, por ejemplo, también tiene la web", resaltó.
Los entrevistados coinciden en que hay mucho para festejar. "Para empezar, que la escritura sigue más viva que nunca, con muchos jóvenes que se animan a producir y a innovar", sostiene Moisé. "Y también que hay muchos lectores interesados en explorar ese mundo nuevo. Muchas veces se subestima a los chicos y jóvenes; se cree que están coartados por la tecnología. Pero no bien uno les pone un libro enfrente, ellos se interesan. Lo mismo si se los anima a escribir, a crear historias", opina Rojas Paz.
De todos modos, todavía hay muchas asignaturas pendientes. "La publicación es una de ellas. Hay una gran cantidad de libros inéditos guardados en cajones, que no pueden ser salir a la luz por cuestiones económicas. Otro problema es la distribución. Cuando un escritor logra publicar algo, tiene problemas serios para insertar los textos en las librerías y para que su trabajo sea redituable. Para alguien que recién empieza, vivir de la escritura es misión imposible", resalta Estefan, que además de escritor es editor. Según Liliana Massara, otra deuda con los narradores es la falta de difusión de las producciones locales por parte de las autoridades de Cultura. Es lógico: ingresar al mundo de la escritura es dar un salto al vacío, y no todos están dispuestos a arriesgarse sin el paracaídas del circuito editorial y del mundo cultural.