Lo que antes era un pintoresco paseo suburbano poblado de chalets con jardines floridos, poco a poco -o mucho a mucho- se está convirtiendo en un apéndice de la ajetreada ciudad que crece a lo alto. Mientras algunos vecinos ven de lejos cómo el cemento escala el cielo en la avenida Mate de Luna, otros comienzan a pensar que no sería una mala idea vender la casa para que en el terreno construyan un edificio. Y los dos grupos, tanto los que se deciden a vender como los que se aferran a su vieja vivienda, están convencidos de algo: en un futuro, no saben cuándo, la avenida que conecta San Miguel de Tucumán con Yerba Buena será similar a las avenidas Colón de Mar del Plata o la Libertador de Buenos Aires, con un edificio pegado al otro.
A lo largo de las nueve cuadras enmarcadas por las avenidas Alem y Colón se ven demoliciones, incipientes y avanzadas construcciones de edificios en altura, casas abandonadas recientemente vendidas, vecinos indecisos y otros que ya se han definido. "Acabamos de vender", contó Norma Grimaldi, que vivió durante 60 años en una casa en Mate de Luna al 2.200. "Todos mis hijos se han casado, y la casa ha quedado demasiado grande para nosotros. El año pasado nos ofrecieron comprarla y tras meditarlo un poco nos decidimos", confesó. No está angustiada, sino más bien convencida de lo que se viene. "La casa es muy vieja y todo el tiempo hay que hacerle mantenimiento. Queremos ir a vivir a un lugar nuevo. Nos vamos, pero en un par de años volvemos", contó.
Trueques
Como tantos otros vecinos de la zona, Norma y su marido recibirán a cambio de su casa y terreno cuatro departamentos en el mismo lugar y mientras dure la obra estarán instalados en otro departamento, alquilado por la constructora. "Pensamos que es un buen negocio", sostuvo en diálogo con LA GACETA.
"No creo que nosotros lo veamos, quizás nuestros hijos o nuestros nietos, pero me imagino la Mate de Luna como una avenida del Libertador de Buenos Aires", opina Fernando (prefiere que no se publique su apellido). Él vive hace unos 50 años sobre la Mate de Luna y fue uno de los vecinos que optó por no vender. "Me lo han ofrecido muchas veces, pero no estamos interesados. De todos modos, sí me agrada la idea de esta transformación", aseguró.
Los comerciantes ven con esperanzas el crecimiento demográfico de la zona. "Sólo con los albañiles tenemos una buena cantidad de ventas aseguradas", señaló entusiasmado Marcelo Morales, propietario de un maxiquiosco también en Mate de Luna al 2.200. En su cuadra, con una propiedad mediante, ve crecer un edificio de 15 pisos (el más alto del tramo) y estima que en el terreno de al lado, donde había una casa hasta no hace mucho, habrá otro edificio más. "Todo lo que se haga para descomprimir el centro de la ciudad está bueno. El centro es una locura", opinó. A lo largo de esas nueve cuadras se han multiplicado los comercios como cafés, despensas, quioscos y hasta pollerías, la mayoría vinculados al crecimiento de residencias.
La posibilidad de alivianar el centro es lo que más entusiasma a la Municipalidad de la capital tucumana. "Vemos algo muy positivo en expandir el área central de la ciudad hacia lugares de mejor calidad ambiental. Además permite descomprimir un poco el centro", afirmó Luis Lobo Chaklián, subsecretario de Planificación Urbana. La calidad ambiental que menciona el funcionario está dada principalmente por las tres manzanas comprendidas por el parque Avellaneda, la plaza Gramajo Gutiérrez y próximamente la plaza de la Fundación, parcela contigua a la Maternidad, actualmente en remodelación luego de la apertura de la primera cuadra de la calle Lucas Córdoba. Ese majestuoso pulmón verde en el área central de la ciudad constituye, además, un tentador paisaje para construir edificios al frente.
"Es una situación similar a la que se está viendo frente al parque 9 de Julio, con emprendimientos hoteleros y también edificios de vivienda en la vereda de enfrente", comparó el urbanista y docente Héctor Bomba. "Son construcciones que tienen un diálogo permitido con el espacio verde, principalmente porque están sobre avenidas anchas. Son espacios de una calidad ambiental óptima", afirmó Bomba. "Claro que es necesario tener particular cuidado con el diseño. Sobre la Mate de Luna he visto que están haciendo edificios interesantes, bien resueltos desde el punto de vista del diseño", resaltó. Pero también advirtió: "es fundamental que la densificación de la zona vaya acompañada de un crecimiento en los servicios, como en zonas de estacionamiento y en infraestructura como cloacas, agua, gas, electricidad, etcétera. No hay que perder de vista que en una parcela en la que antes vivía una familia de cuatro personas, de repente pueden llegar a vivir cien personas o más".
Los avances
El arquitecto Eduardo Grinblat, socio de una de las empresas constructoras con más apuestas en la zona, enumeró las razones por las que resulta interesante el desarrollo inmobiliario en la avenida: "está muy cerca del centro, sobre el eje principal de la ciudad, de camino a la zona más exclusiva de Tucumán (Yerba Buena) y además está frente a un parque. Era lógico que se diera un desarrollo como el que se está dando", reflexionó y explicó que los costos de las nuevas propiedades en la zona son equiparables a los departamentos de Barrio Sur. "La Municipalidad tiene intención de que se desarrolle también la parte trasera de la avenida, todo lo que es la Ciudadela, ya que hay grandes terrenos donde pueden hacerse edificios en altura. Por lo pronto, no es un sector demasiado tentador, principalmente por la falta de seguridad", finalizó.