El último papelón que hizo el Palacio de los Deportes fue a mediados de 2007, cuando Julio Bocca canceló su show de despedida porque no contaba con mínimas condiciones de seguridad para el desarrollo del espectáculo. El bailarín había planeado que la actuación coincidiera con el 9 de julio, pero debió postergarla por culpa de la lluvia, del frío y de las goteras del techo. En principio se anunció que se presentaría en el mismo escenario en noviembre, pero luego los productores dieron marcha atrás porque no querían arriesgarse.
Cinco años después, ese gigante de 3.200 metros cuadrados ubicado en una de las zonas más lindas de la ciudad, con un cómodo acceso y amplio espacio para estacionamiento, sigue desaprovechado. Siempre remendado, pero nunca refaccionado. El Palacio quedó a merced del abandono, mientras los tucumanos resignan un espacio ideal para disfrutar la cultura y el deporte.
En la memoria de algunos nostálgicos están presentes aquellos recitales de Charly García, León Gieco y Piero, a principio de los 80. O el paso de Fito Páez en agosto de 1987, cuando presentó el disco "Ciudad de pobres corazones". Víctor Garnica, Amanda Galindo y Gabriel Rocha son los empleados municipales que se encargan del mantenimiento del edificio. Hace más de 30 años que prestan servicio y recuerdan aquellas buenas épocas, cuando siempre había quienes usaban el gimnasio, la pista central y los vestuarios. Hoy, el eco de sus voces repiquetea en la mole cilíndrica.
"El gran problema es el techo. Las estructuras metálicas son fuertes, pero la cubierta de chapas y madera se está levantando", explica Amanda. Hace cuatro años una iglesia evangelista cubrió con fibra de vidrio las chapas. Usaban el Palacio de los Deportes para sus asambleas semanales. "Me acuerdo de que pusieron como 400 rollos de lamiplás para tapar todo el techo. Eso frenó un poco la voladura de chapas, pero ya no sirve", agregó la empleada.
Ella confirmó que el presupuesto no cubre ni siquiera la compra de lavandina para los baños. Menos para reemplazar los artefactos que se rompen. De lunes a sábado el Palacio cobija algunas actividades, coordinadas por la Dirección de Deportes de la Municipalidad.
"Se juegan las fechas del fútbol de sala. También hay roller hockey, gimnasia aeróbica y artes marciales", apuntó Horacio Gambarte, director de Deportes. Además, se compraron algunos materiales para equipar el gimnasio, como barras y pesas, y bancos para hombros. Así como está, el edificio todavía sirve para contener actividades deportivas. En 2007 se organizaron algunos festivales de rock.
Pura precariedad
En dos escritorios metálicos colocados en la galería exterior del Palacio los empleados del Sutrappa realizan trámites: renuevan licencias, sacan las fotos y pegan las bandas amarillas y negras que identifican a los móviles. Largas filas y decenas de taxis rodean el complejo.
El Palacio fue inaugurado el 24 de septiembre de 1976. Su diseño circular permite contar con una vista perfecta desde cualquier punto. La acústica es muy buena. Fue construido por Enrique Gallardo Vázquez, quien también había diseñado la vieja Terminal de Ómnibus.
Por lo general, el gran estadio está vacío. En el estrecho pasillo circular se escucha la charla de los empleados. Hace frío y se congregaron para tomar unos mates. "Es una pena", coinciden cuando se les habla de la soledad del imponente estadio.
La Municipalidad busca $ 17 millones para la refacción
En junio de 2011 se anunció que la refacción del Palacio de los Deportes demandaría una inversión de $ 10 millones. Ese monto serviría para arreglar el techo, ampliar el área de tribunas y sumar metros cuadrados cubiertos (pasando de 3.200 a 4.200) para camarines, zonas de precalentamiento y cerramientos.
"El proyecto sigue vigente. Ya giramos la documentación a la Nación para conseguir los recursos", confirmó Luis Lobo Chaklián, subsecretario de Planificación Urbana del municipio.
Pero las cifras cambiaron. Lo que se planeaba hacer con 10 millones, ahora requiere 17 millones. Y este monto -según manifestó el funcionario- apenas alcanza para cubrir una alternativa de refacción baja. O sea, la parte más urgente que necesita reparación para adecuarla a los espectáculos.
El proyecto -sometido a varias modificaciones- plantea un doble uso del edificio: para espectáculos bajo techo y para otros al aire libre en la porción verde que rodea al Palacio. "Queremos darle las condiciones de confort que precisa cualquier tipo de espectáculo. Tiene buena accesibilidad y espacio para estacionamiento, algo que ningún otro lugar ofrece", remarcó Lobo Chaklián.
En 2011 las esperanzas estaban puestas en cortar la cinta de la reinauguración durante los festejos del Bicentenario, en 2016. Ahora los tiempos son estrechos y hacen tambalear la ilusión.
El Palacio tiene capacidad para 2.200 espectadores. La idea es, por lo menos, duplicar ese número. "Contar con un estadio para unas 4.500 o 5.000 personas ya te da una envergadura distinta", comentó el funcionario.
El proyecto original (es de 1962) preveía capacidad para 5.000 personas, pero se interrumpió la construcción hasta que la retomaron en 1976, año de la inauguración.
Manos privadas
Lobo Chaklián expresó que en el caso de que aparezcan inversores privados no habrá inconvenientes para que se encarguen de poner a punto el edificio y lo exploten para espectáculos. De hecho, en la provincia los pocos lugares que pueden albergar más público que un teatro no son de gestión estatal. Claro que no tienen las comodidades que ofrece el Palacio. "En estos años aparecieron unos cuatro o cinco interesados", remarcó Lobo Chaklián.
Más allá de que el cartel "disponible" está vigente, enfatizó que la Municipalidad sigue buscando el financiamiento del Gobierno nacional.