FORT MEADE.- El proceso contra el soldado norteamericano Bradley Manning, que filtró unos 700.000 archivos secretos del Gobierno estadounidense con informaciones militares y diplomáticas al sitio WikiLeaks (del periodista australiano Julian Assange -ver "Posible diálogo..."), comenzó ayer en un tribunal del Ejército cerca de Washington, tres años después de su detención en Irak, cuando era analista de inteligencia.
Manning, de 25 años, compareció sentado entre sus defensores. El fiscal militar, Joe Morrow, lo acusó de que sus acciones hicieron que el "enemigo" lograra hacerse con documentos reservados. "Éste es un caso sobre un soldado que extrajo sistemáticamente información y que, literalmente, la lanzó por Internet a las manos del enemigo, arriesgando la vida de soldados", afirmó. El objetivo, aseveró, era ganar "una notoriedad que ansiaba". Agregó que el detenido se comunicó de forma directa con Assange; no respetó a sus superiores; violó el juramento que hizo sobre no revelar secretos e ignoró el peligro que creó al filtrar los papeles.
Morrow hizo hincapié en la imputación de "ayudar al enemigo", sólo uno de los 21 cargos que afronta Manning, por los que podría recibir la condena a cadena perpetua. La Fiscalía ya decidió renunciar a la posibilidad de pedir la pena de muerte por espionaje.
El soldado ya admitió haber sido el autor de las filtraciones durante seis meses (contenían datos sobre las misiones en Irak y Afganistán; los detenidos en Guantánamo y cables diplomáticos). Ofreció declararse culpable de diez cargos menores, que implicarían una pena máxima de 20 años, lo que fue rechazado por la Fiscalía que quiere interrogarlo por todas las acusaciones.
Una cuestión clave es determinar si la filtración realmente dañó la seguridad nacional. La defensa de Manning y sus seguidores lo niegan. Su abogado, David Coombs, sostuvo que su cliente estaba convencido de que la información seleccionada debía ser pública; aseveró que al momento de los hechos tenía 22 años, y era un "joven, ingenuo y bien intencionado" que sufría una gran presión y tenía "luchas internas" por su homosexualidad.
En febrero, Manning declaró que su objetivo era "provocar un debate interno sobre la política militar y exterior" de EEUU, con datos que "no dañarían al país, pero sí serían embarazosos".
Numerosos manifestantes estuvieron a las puertas de la base militar donde comenzó el juicio, con pancartas y consignas en apoyo al soldado. El juicio duraría unas 12 semanas, en los que declararán cientos de testigos, entre ellos 24 que hablarán a puertas cerradas por decisión de la jueza, la coronel Denise Lind. (DPA-Télam-Reuters)