Al alperovichismo, siempre holgado, hoy no le sobra nada. No les alcanza a los intendentes. Desde el más sumiso al más travieso, las quejas se repiten ciudad por ciudad. En estos meses de incertidumbre política y agobio económico, la Casa de Gobierno sólo gira lo justo y necesario para que los jefes municipales paguen los sueldos y pongan en funcionamiento su estructura. Ni siquiera el nuevo plan de obras, paradójicamente bautizado "Más Cerca", está al alcance de la mano de los intendentes. En realidad, no hay nada más lejano para los caciques territoriales que el diseño, la ejecución y la administración de ese programa. Por eso los rezongos que se escuchan y se ocultan en el edificio de San Martín y 25 de Mayo.
A los legisladores tampoco les alcanza. En estos últimos días, un par de referentes peronistas del interior pidieron a los popes parlamentarios que revean el reparto de fondos en ese poder porque, sencillamente, tienen los bolsillos apretados, según argumentaron. Al parecer, el 36% de aumento en los gastos sociales que recibieron a principios de año ya es insuficiente y muchos legisladores oficialistas consideran que, en un año electoral, necesitan más dinero para "contener" a sus militantes. De ahí que ante la negativa -momentánea- del Poder Ejecutivo, refunfuñen.
En definitiva, es al sistema político que impuso el oficialismo al que no le alcanza. Hay parlamentarios preocupados porque en sus barrios de influencia, la gente les plantea cada vez con menor timidez que no les alcanza y que necesitan más. Pero ellos no tienen para darles más. José Alperovich tampoco tiene hoy mucho más para garantizarles a los golosos intendentes y a los siempre insatisfechos legisladores. Porque nunca antes estuvo más lejos una reforma constitucional con reelección para todos y todas que hoy. La propia encuesta que esconden en Casa de Gobierno muestra que la intención de voto del mandatario cayó al menos un 15% (de un 70% a un 55%). ¿Le alcanza para ganar en agosto y en octubre como diputado testimonial? Por supuesto, pero no le sobra nada. Al menos hoy. Y si lo que escasean son votos en las urnas, lo que se convierte en una incógnita es la posterior convocatoria a convencionales constituyentes. Los sueños de perpetuidad quedaron relegados hasta en las palabras que el gobernador repite ante los dirigentes. Alperovich les habla de gobernabilidad, pero lo que ellos quieren escuchar es qué será de su futuro político. Y eso sí que es pura habladuría, al menos hoy.
Al oficialismo tampoco le alcanzan los candidatos. Por eso Alperovich desliza que será postulante y que involucrará a Domingo Amaya. Detrás pelean por el tercer lugar dos mujeres, una del oeste y otra del este. Algunos piensan que "salvará" a la luleña Miriam Gallardo; otros, que potenciará a Camila Khoder. El cuarto lugar podría ser para el legislador José Orellana pero Juan Salim sueña con repetir y estrenar otro traje, aunque ya no necesite que se lo compre José. ¿La Cámpora? Los "ojos de Cristina" en Tucumán creen que Raúl Ferrazzano o Gastón Robles ocuparán la primera suplencia. ¿Y Stella Maris Córdoba? En el alperovichismo apuestan a que, estando Alperovich al frente de la lista, la Presidenta se encargue de hallarle un lugar a la ex intendenta de Las Talitas.
Pero a la oposición hoy tampoco le alcanza. El radical José Cano está exultante por los números de las encuestas. Las dos que le acercaron le dicen que, si todos se unen detrás suyo y van contra Alperovich, pueden llegar a evitar que el oficialismo los duplique en votos y, así, conservar una banca y arrebatarle otra. Al menos hoy, el de unidad es un escenario difuso para los dirigentes enfrentados al Gobierno. Es que, a muchos de ellos, con lo que tienen les basta. Y les sobra.