Esta no es una entrevista común. Fabián Soberón es tucumano, escritor y docente en la UNT. Cuando presentó su libro "Mamá. Vida breve de Soledad H. Rodríguez", en Casa Dumit, fue entrevistado en vivo.

- Cuando uno lee el libro siente que tu mamá fue la protagonista, pero también podrías haberlo sido vos o toda tu familia, ¿por qué la elegiste a ella?

- El libro se origina en cuatro escenas que escribí sobre la historia de mi mamá, sin pensar en una publicación. Cuando ella leyó estos episodios me dio el visto bueno; y algunos amigos lo leyeron y lo consideraron una obra literaria. Entonces yo dije: adelante, hago un libro. Seguí escribiendo y, al diagramar el relato, aparecieron otros personajes. Los que escribimos sabemos que una cosa es la realidad y otra es la literatura. Lo que funciona en la realidad no siempre funciona en el armado de un relato escrito para ser leído. Entonces, comencé a introducir de manera controlada otros personajes que quizás en la vida no lo hayan tenido, pero yo quería que tuvieran un determinado lugar en el relato. Creo que Carolina Sancholuz (doctora en Letras, autora del prólogo) le puso al prólogo "Retrato de familia" porque, además de la vida de mi mamá, podría haber sido la de estos personajes que entran y salen de la historia.

- En el relato tu mamá ocupa un lugar clave en la historia familiar. ¿Querías destacar su papel o reivindicar su historia a través del libro?

- No escribí el libro con un propósito moral. No quería reivindicar la figura de mi mamá desde el punto de vista moral. Ya verá el lector si saca esa conclusión. Escribí el libro como un regalo, como puse en el epílogo. Sí se puede ver como una reivindicación desde el punto de vista literario, estético.

- Al principio, el libro lo dedicás a tu mamá, y al final, es como que le pasás la posta a tu hijo Bruno. ¿Para quién lo escribiste?

- El libro, como dije, comenzó siendo una cosa, y cuando el objetivo se modificó tenía que encontrarle un cierre desde el punto de vista formal; era difícil porque el personaje que organiza la trama es mi mamá, que está viva. Era difícil encontrar una escena que cerrara el relato. Entonces opté por dos líneas de cierre (dos renglones). Y antes que una dedicatoria expresan un deseo, un ojalá.

- En la historia hay anécdotas de todo tipo, y uno siente que te guardaste varias más. ¿En qué te basaste para elegir las que forman parte del libro?

- Para armar la historia llamaba por teléfono a mi mamá y le decía "contame tal cosa". Pero había cosas que no me daban pie para elaborar una escena, para las estrategias de ficción que utilicé. Aunque el libro claramente es de no ficción, el problema no era tanto qué materiales tomaba para escribir, sino con qué recursos trabajaba esos materiales. Trabajaba con la escena y con los diálogos, con la economía de los tiempos y los espacios. Entonces, las historias que elegí se basaban en la posibilidad de usar esos recursos.

- ¿Cuál fue la primera anécdota, la que hizo de motor para escribir esta historia?

- Como dije alguna vez en otra entrevista, la historia de un escritor es la historia de un lector. Comencé a escribir este libro cuando leí la vida de la madre de Richard Ford, que se llama "Mi madre". Como dice Borges, somos un prodigioso mono, somos imitadores... y quise hacer lo mismo. Por supuesto, no me salió como a Richard Ford, pero quería hacer eso, narrar la vida de mi mamá; así escribí los primeros episodios.

- Haciendo un repaso por tus libros, desde "Vidas Breves" hasta "Mamá…", pasaste por muchos géneros, desde la ficción a la crónica. De la historia de personajes reconocidos mundialmente, a la de tu mamá. ¿Qué generó este cambio?

- Uno de los factores es la lectura, que fue modificándose. "Vidas breves" es un conjunto de relatos trabajado bajo la idea del "Poema conjetural", de Borges. El libro reúne historias de personajes lejanos, sin ningún vínculo con el presente personal. En cambio, en "Mamá..." escribo la vida de alguien que está muy cerca. Así se crea ese arco, que es un arco con escalones muy claros, un camino progresivo.