BUENOS AIRES.- Dos expedientes en manos de la Unidad de Información Financiera (UIF) indican que el empresario kirchnerista Lázaro Baéz ya era observado desde hace cuatro años por organismo del Estado por gestionar "operaciones en efectivo por importantes sumas de dinero".
En el primer expediente, según publicó ayer el diario "La Nación", se indica que el 16 de diciembre de 2010 Báez llegó al Banco Nación, sucursal Comodoro Rivadavia, con 9,5 millones de dólares en efectivo, cambió dos millones a pesos y los depositó en una cuenta de Austral Construcciones, compañía de su propiedad; con los otros 7,5 millones abrió cuatro plazos fijos a su nombre y al de Epsur SA, otra firma vinculada con él.
A la UIF le habría trasladado el Banco Central (BCRA) esa información, porque se consideró que no se acreditaron debidamente el origen y el destino de los fondos, continúa la nota que publicó La Nación.
El otro expediente se remonta al año 2009; en él se informa de la "tenencia física" de Báez de 9,3 millones de pesos. Y se muestra, además, cómo el empresario compitió en una licitación en Tierra del Fuego contra sí mismo. La unificación de los expedientes fue promovida el 19 de abril pasado, la misma semana en que se inició en la Justicia la causa contra Báez y sus supuestos cómplices por lavado, y cinco días después del primer programa "Periodismo para Todos", que conduce Jorge Lanata, y que trató el tema.
Ambos expedientes son parte de la documentación que el juez federal Sebastián Casanello le solicitó a la UIF, añade la periodista del diario La Nación en su crónica.
En lo que respecta a la operación realizada por Báez en 2010, el Banco Nación, que había recibido los fondos, no cuestionó entonces el movimiento, pero a juicio del Banco Central fue una operación sospechosa de lavado. Así se lo hizo saber la entidad a la UIF el 15 de febrero de este año.
Las sospechas del Banco Central no sólo obedecieron a la gran cantidad de dólares que Báez llevó en efectivo; también a la falta de la debida justificación y a que "no surgen los motivos" por los cuales Epsur tomó un préstamo multimillonario de Austral Construcciones para ponerlo de inmediato en plazos fijos o, lo que es más extraño, para devolver los dólares ese mismo día a una cuenta de Austral Construcciones, se consigna en la nota del matutino porteño. Se apunta, además, que cuando Báez constituyó los plazos fijos no presentó una declaración jurada sobre el origen y la licitud de los fondos, aun cuando había declarado que el dinero provenía de su actividad comercial. Pasaron más de dos años y el Banco Nación no reportó la operación. Sí había reportado, en cambio, la venta de dos millones de dólares, pero no a nombre de Epsur, sino de otra firma, Empresur SA, que desconoció la operación y pidió que se rectificara el reporte, lo que así se hizo.
Denuncia un fueguino
En cuanto al expediente que versa sobre la operación realizada en 2009, La Nación señala que se inició por una denuncia del entonces presidente del Instituto Fueguino de Turismo. El empresario alertaba sobre irregularidades en una licitación ganada un año antes por una firma de la que Baéz era accionista para la concesión de una hostería en Tierra del Fuego.
El Tribunal de Cuentas fueguino advirtió que la empresa ganadora no tenía acreditados fondos suficientes para el negocio; pero la adjudicataria informó que el respaldo patrimonial de la inversión iba a estar dado por la "tenencia física" de 9,3 millones de pesos de Lázaro Báez y otro 1,8 millón de pesos de su hijo Martín, ambos accionistas. La empresa ganadora, Hostería Petriel SA, derrotó a una unión transitoria de empresas formada por Hostería Petriel SA y Badial SA. De acuerdo con la UIF, ambas entidades tendrían la misma composición societaria y los mismos órganos de administración, señala la crónica que publicó La Nación en su edición de ayer.