Estos casos son tremendos, pero ocurren más de lo que parece. Son mujeres que están ante la "urgencia del hambre", en una situación de vulnerabilidad económica extrema. Pero se le suma la perversión de los padres. Algunos optan por enviar a sus hijos a pedir (que no es menos grave), y otros se rompen el lomo por conseguir el pan para su familia. Es decir que ante la vulnerabilidad, hay opciones. Son muchos los casos en los que las madres y los padres empujan a las hijas a la prostitución. Seguramente porque esas propias madres fueron iniciadas en la prostitución por sus progenitores. Y para ellos no es tan terrible. No se rasgan las vestiduras porque una de sus hijas esté en situación de prostitución. La situación económica no es el único indicador por el que se llega a la prostitución.