La mayor cantidad de los abusos sexuales es intrafamiliar, y las estadísticas nos dicen que los principales abusadores son padres y padrastros. El vínculo es tan directo que genera una ley del silencio inquebrantable en los menores. El niño se acostumbra e internaliza que los adultos hacen esas cosas por su bien. El dolor que les genera entra en contradicción porque son las personas que más aman y de las que dependen, y en algún punto piensan que está bien, que "no es tan malo si lo hace papá". Además tienen un temor para hablar porque el chantaje emocional es muy fuerte. Es la trampa perfecta, y generalmente los niños no piden ayuda. Desarrollan conductas hipersexualizadas desde pequeños y muchas de las mujeres que caen en situación de prostitución fueron abusadas.
"El chantaje emocional es muy fuerte"
Por Verónica Figueroa - Psicóloga especialista en violencia familiar