"No puedes evitar que el pájaro de la tristeza vuele sobre tu cabeza, pero sí puedes evitar que anide en tu cabellera", dice un antiguo proverbio chino. Y cuando uno cruza por el frente del otrora cine Ejército del Norte, el ocre de sus ladrillos no muestra ni vestigios de marquesinas ni de afiches. El celuloide de la sala de proyección fue reemplazado por maderas. En esa fachada alguna vez se exhibieron los rostros de los Cinco Grandes del Buen Humor, de Luis Sandrini, de Burt Lancaster y de tantas otras estrellas del cine de las décadas del 40, 60 y 70. Hoy, el local es regenteado por una maderera. 

Es la misma estructura edilicia del cine de las tres películas a la tarde (una de acción, otra seriada y el noticiero Sucesos Argentinos). Aptas para menores, los domingos a la tarde. Y también, la sala de las funciones multitudinarias de los sábados. Exclusiva para familias y mayores.

Esa sala, de sólo un cuarto de techo cubierto al inaugurarse en 1952 -según cuentan sus ex usuarios-, ahora solo existe en el recuerdo de vecinos que superan los 60 años. O de familias íntegras, que disfrutaron de clásicos e historias singulares en ese espacio oscuro, de sillas de metal (lata, para la jerga) y de bancos laterales de cementos.

El dueño

Testimonios de ex usuarios atribuyen al abogado Ernesto del Moral la titularidad del predio cinematográfico. "También era dueño del cine Independencia, en la zona de la plazoleta Dorrego. Creo que existió entre 1953 y 1978. Y de él era el Libertador, de Mate de Luna 3.120", explicó José Luis Intilla, de 69 años.

Intilla (reside en una vivienda del pasaje Brandsen: la misma casa donde sus padres vivieron desde la fundación del Barrio Jardín, en 1943), agregó que "los sábados era una romería la calle España. La mayor parte del barrio iba al cine Ejército por esa cuadra. Las películas que más pasaban eran las de Libertad Lamarque, Lolita Torres, Niní Marshall y Sandrini".

El transportador Emilia Mercedes Orio, hija de don Federico Carlos Orio, que en su motocicleta con sidecar transportaba las latas (o tortas) de películas entre el Ejército del Norte, el Independencia y El Libertador, dijo que "entre 1957 y 1958 el cine fue totalmente techado y provisto de butacas tanto en la platea como en la parte alta. José Ola se desempeñaba como operador (maquinista o proyector). Un señor Ricardo, que era tesorero del banco Español, estaba a cargo de la boletería. Y mi vecino, José Elías Flores, no dejaba pasar a nadie sin entrada en la portería"

"Lily" Orio, como la conocen en España al 2.500, de Barrio Jardín, detalló que durante su niñez y adolescencia iba al cine con un sandwich de milanesa que degustaba mientras miraba el filme. Desde un banco de cemento y apoyada sobre una columna. "En las matinés -añadió-, después de que remodelaron la sala, en la parte alta o el pullman se sentaban las mujeres y los matrimonios, pero en la platea baja éramos todos niños y jóvenes".

Interesante

En diciembre de 1955 proyectaron en el cine Ejército "El Derecho de nacer", dirigida por Zacarías Gómez Urquiza. La producción mexicana fue interpretada, entre otros, por Jorge Mistral, Gloria Marín, Martha Roth, José Baviera, Bárbara Gil y Lope Suárez. Al respecto, don José Flores, de 71| años, subrayó: "la película despertó mucho interés por su temática de drama religioso. Creo que era una radionovela cubana adaptada al cine. Fue vista por mucha gente.

El cine Ejército funcionó casi un cuarto de siglo. Pasaron 37 años de su cierre y aún sigue vigente en la memoria de los residentes de Barrio Jardín.

El acomodador

PIONERO.- En su tiempo libre de viajante, Carlos Federico Orio (foto de arriba) era operador o maquinista de proyectores para 18 mm. En la segunda mitad de la década del 40 comenzó a exhibir películas en el salón de actos de la escuela Paul Groussac, en esa época denominada 17 de Octubre. A ese establecimiento concurrieron la mayoría de los hijos del aficionado y pionero cinéfilo del barrio ubicado al noroeste del centro tucumano.

LA PROMOCIÓN.- Un joven tamboril con redoblante se paseaba por el barrio junto a dos denominados "hombres sandwiches" que, para hacer conocer las películas, mostraban los afiches pegados en ambos lados de la pancarta doble que cargaban.

OTRO COMPETIDOR.- Otros memoriosos del barrio recuerdan que en 1943 se construyó, con financiación de la Caja Popular de Ahorros, un galpón en el cual también se solían proyectar películas. Funcionaba en Juan José Castelli al 1.000, a mitad de cuadra y sobre la acera este, pero tuvo vida efímera.

IRREVERENTES.- Cuando se apagaban las luces, por lo general en las matinés, alguien gritaba -para toda la sala- el apodo de un amigo, del vecino notable que le caía mal o del "padre guardabosque" de la chica que lo desvelaba. Otros, en el colmo de la osadía irrespetuosa, arrojaban a la platea mensajes codificados o simples bolas de papel.

EL PROYECTO.- Barrio Jardín fue un proyecto (foto de la derecha) del ingeniero civil Cándido C. Martino para empleados y obreros de la industria y del comercio. Cuando se inauguró, la avenida Belgrano era de tierra. Después se pavimentó media calzada.

ENAMORADOS.- Las parejas preferían las dos últimas filas. En medio de la penumbra se confesaban amores discretos o imposibles de demostrarlos a la luz del día en calles o plazas, donde todos los conocían.

ESPLENDOR.- Entre 1959 y 1960 se registra en San Miguel de Tucumán el mayor número de cines de barrios: totalizaban 26.