Franco Salvatierra dice que lleva en la sangre el oficio de la industria textil. La tradición viene de su abuela materna. "Ella tenía una fábrica textil que cerró. Mi mamá, Sonia Blasco, comenzó con la marca que lleva su nombre y surgió una PyME en la cual se fue involucrando toda la familia", explicó el piloto. Ningún otro oficio lo desvió de las tareas que hace en el negocio, que también incluye algunas actividades administrativas.
La confección de la lencería, según lo que cuenta Salvatierra, requiere una predisposición casi de artesano. "Es más sencillo cortar remeras por una cuestión de tamaño. Lo que son bombachas y corpiños es más complejo por el armado, ya que son moldes más pequeños y lleva un trabajo más meticuloso, aunque la ganancia es un poquito más", detalló.
No sólo su concentración está destinada al volante del auto, también quiere progresar en el diseño de ropa. Pero Salvatierra no se anda con metas pequeñas y la innovación es el sello que lo caracteriza. "Tengo una marca propia de remeras, pero necesito más tiempo para poder dedicarme a ella. Tienen un toque femenino porque las telas que uso son para dama, como el modal y la lycra. Esto es por una cuestión de comodidad porque hay telas que son muy rígidas para los hombres y quedan toscas. Entonces digo: ¿por qué no sentirse cómodo con algo femenino?", sostuvo.
Según lo que viene experimentando, el piloto no se equivoca. "Con mis amigos en los asados no toco mucho el tema porque se me ríen", reconoce, pero él tiene su as bajo la manga ante cualquier prejuicio.
"Pero también me les río por dentro porque a varios ya les regalé remeras y me dicen: 'qué cómoda es, me gusta mucho'. No se dan cuenta del toque que tiene", reveló.