No vinieron a conocer la Casa Histórica de la Independencia ni Tafí del Valle ni el dique Celestino Gelsi, sino la obra de un maestro que, aunque no era tucumano, dejó una huella significativa en la arquitectura de Tucumán. Junto a tres de sus profesores, 35 estudiantes del Taller de tercer año de la Facultad de Arquitectura de Universidad Nacional de La Plata quisieron conocer in situ casas que diseñó Eduardo Sacriste (1905-1999).
Los visitantes fueron recibidos por alumnos del Taller Combes de la Facultad de Arquitectura de la UNT. Estos harán un proyecto en la Residencia de Horco Molle de la UNT y conocerán algunas de las casas proyectadas por Sacriste. Previamente estudiaron su arquitectura, los patrones y pautas de diseño, lo cual les permite experimentar la emoción de pasar de la abstracción de los planos pensados y dibujados por un maestro a la sensación real de la escala en la obra construida, según se consignó en nuestra crónica publicada ayer.
Comenzaron recorriendo dos casas urbanas construidas en lotes entre medianeras, en diferentes períodos: la Ahualli (1972) en avenida Mitre al 200 y la Schujman (1960) en Santiago del Estero al 700. "Tenemos una lista de siete viviendas; veremos si podemos verlas a todas. Proyectaremos 16 viviendas turísticas en San Javier, acá en el taller, aplicando arquitectura sustentable, como la que estamos viendo, que se ajusta al clima y a las condiciones ambientales de la zona", contó una alumna.
Las casas de Sacriste, que falleció en nuestra ciudad el 9 de julio de 1999, se destacaron por la funcionalidad, la austeridad y la estética. Proyectó junto a otros colegas edificios grandes que también se estudian en las facultades: el Hospital del Niño Jesús; la Mutual Provincial Antituberculosa (con Horacio Caminos); el Instituto de Maternidad y Ginecología (con Oscar Fernández Sabaté), y el edificio El Comercio del Norte (con Fernando Chávez). Proyectó y construyó más de 130 viviendas -inventariadas- de las cuales 100 están ubicadas en Tucumán, y de ellas, 12 son las que se estudian en la Facultad de Arquitectura. Fue, sin duda, uno de los forjadores de la etapa de esplendor de nuestra casa de altos estudios.
"Ninguna obra de Sacriste construida en la provincia tiene protección patrimonial arquitectónica. Hace dos años fue demolida la casa Diker, una de sus obras emblemáticas -ubicada en calle Santa Fe al 600-; lo cual causó y causa una profunda preocupación", afirmó el arquitecto Julio Middagh, difusor de la obra del maestro, nacido en Buenos Aires.
Lo paradójico es que mientras la obra de Sacriste en nuestra ciudad concita la atención de estudiantes y es objeto de estudio, es prácticamente desconocida para una buena parte de los tucumanos -en especial de nuestros gobernantes- y desnuda nuevamente la ausencia de una política estatal de mantenimiento y protección del patrimonio arquitectónico. Ello da lugar a que se demuelan valiosas e históricas edificaciones y se vaya destruyendo así la poca la identidad que le queda a nuestra ciudad. No deja de ser preocupante esta extraña afición por aniquilar el pasado en pro del desarrollo de las actividades inmobiliarias.
"Acá (por Tucumán) no se edifica para bien de la salud ni de la población, sino con la mira de la especulación y el capital invertido. Yo creo que en cada arquitecto debe haber un pintor y un escultor", sostenía Sacriste y al parecer, no se equivocaba.