¿Cuántas veces uno toma un taxi por temor a ser asaltado o sufrir un arrebato en la calle? Muchas. Lo que uno nunca imagina es que el mismo taxista se convierta en victimario. Y eso le pasó a una vecina del barrio Los Fresnos, que terminó con un cuello ortopédico, moretones en todo el cuerpo y $ 900 menos en la billetera. Mariana Cecilia Vizcarra tiene 35 años y un hijo de 12, que necesita cuidados especiales porque tiene un tumor en su hombro izquierdo. El sábado a la tarde, la mujer fue a un supermercado de avenida América y Belgrano a comprar alimentos para el niño. Salió a las 20, aproximadamente, y abordó el primer auto que vio en la fila de taxis estacionada frente al comercio. Subió y le indicó la dirección: Los Álamos al 100, en Yerba Buena.
En el trayecto, Mariana intercambió algunas palabras con el taxista. "Él me venía comentando que estaba preocupado porque había poco trabajo. Lo noté un poco nervioso, pero pensé que era por ese tema", recordó la mujer. Al llegar a la casa de la pasajera, el conductor se ofreció amablemente a ayudarle con las bolsas. Entonces los dos bajaron, Mariana abrió el portón y el hombre le alcanzó la compra.
El taxista regresó al auto y volvió a dirigirse a la mujer, gritando que le faltaba el celular. "No sé qué me quiere decir", contestó Mariana, y el hombre le ordenó: "déme la cartera". La pasajera comenzó a gritar, mientras forcejeaba con el conductor del taxi, que ahora parecía ser una persona diferente a la que la había llevado. Una vecina, alertada por los alaridos, cruzó la calle y también peleó con el hombre, que le pegó un empujón.
Después de sacar los billetes de un monedero que la mujer llevaba en el bolso, subió al vehículo y lo puso en marcha. Mariana, desesperada, se colgó de la puerta del auto. Pero el hombre aceleró y la arrastró unos 20 metros. Después frenó de golpe, la mujer se soltó y cayó a la calle, y él volvió a arrancar hasta perderse en el horizonte.
"Tengo miedo"
Tanto Mariana como otras vecinas que se acercaron en su auxilio estaban shockeadas. Las mujeres llamaron a una ambulancia y a la Policía. Mariana estaba totalmente golpeada y no podía reaccionar. "No entendía nada", recordó. Los médicos le curaron las heridas y le colocaron un cuello ortopédico.
Mientras tanto, su hermano y su hijo volvieron al supermercado para hablar con los otros taxistas que se encontraban en la puerta, pero todos negaron conocer al hombre que la había asaltado. También fueron a una remisería a la que supuestamente pertenecía el móvil, donde los atendió el hijo del dueño de la agencia. "Les dijo que no sabía nada y que no quería problemas", relató Mariana.
La mujer quedó muy afectada después de vivir esa experiencia. "Tengo mucho miedo de salir de mi casa", le dijo a LA GACETA. Además, resaltó que los $ 900 que se llevó el delincuente los había ahorrado para el tratamiento médico de su hijo.
Ella no tiene trabajo y vive con el niño enfermo, su madre y su abuela que está en silla de ruedas.