Figuras esbeltas, exageradas, oníricas. Las ilustraciones de moda traen consigo el universo de un diseñador. Son su marca personal, un paso casi imprescindible para materializar una idea, que luego formará parte de una colección. La singularidad del diseño también le imprime un carácter de obra de arte. En Tucumán, estos figurines ya se venden en casas de decoración, porque no son sólo un simple dibujo: representan las tendencias de moda latentes. Giuliana Santochi, una diseñadora tucumana de 20 años, prefiere la lapicera negra para trazar sus figuras. Ella asegura que sus personajes -de blanco y negro- tienen una mirada melancólica, no sonríen, son misteriosos y se contraponen con su apariencia, aunque sí revelan su personalidad. Los colores sólo se expresan en la indumentaria: pinta las prendas con acrílico o les aplica trazos de papel como si fuesen géneros.
"Hay una corriente donde la ilustración de moda no necesariamente es la ficha técnica de la prenda: es más artístico, más libre. Desde muy chica dibujo para plasmar las ideas que tengo en la cabeza. Lo hago tanto antes de coser el prototipo como después de coserlo", explicó Giuliana. Para la diseñadora de la marca Vértice (emprendimiento que comparte con dos amigos), sus dibujos no son obras de arte. "No tienen un concepto y un mensaje. El arte es más profundo", aclara. Arturo Elena es un referente para el diseñador Gonzalo Villamax. Elena es uno de los ilustradores de moda de mayor trascendencia internacional. Fuera de España, sus trazos han vestido revistas y ha desplazado a modelos reales en campañas publicitarias de afamadas marcas como Victorio & Lucchino, Loewe o Chanel. "Mis dibujos son mujeres inexistentes, deformadas, como de 2 metros y más. Desde hace tres años las creo con el programa Ilustrator y el Corel. La interfase es más sencilla; ahora puedo incorporarle la imagen de la tela que voy a usar para la prenda. Es lo más aproximado a la realidad", explica Villamax, diseñador de las marcas Maximilian y Malissia Rivero.
Los figurines le sirven también como etiquetas de cada una de sus prendas; los vende en casas de decoración (uno de sus dibujos, de 2 metros y medio, fue aplicado en una pared de un local de zapatos) y realiza retratos a pedido. Por ejemplo, le encargaron uno de la cantante Mercedes Sosa y otro de la presidenta Cristina Kirchner.
Erotismo y seguridad
Para la artista plástica y diseñadora catamarqueña Ivana Villagra, la sensualidad es fundamental en sus trazos. Sus "muñecas" son sinuosas y posan desde el erotismo y la seguridad. Esos figurines se incluirán en la muestra "Eros & Sens", que presentará mañana en la Bodeguita de Yerba Buena (avenida Aconquija 2.028). Una vez que sus dibujos están plasmados en papel -con lápiz o lapicera-, los traslada luego a una escultura o a diferentes objetos decorativos.
Marisa Giménez, diseñadora de indumentaria y profesora particular de moldería, explicó que hacer un figurín es para ella la manera de poner a volar la imaginación en el papel, teniendo en cuenta el estilo del cliente, su cuerpo y su contexto. Por ello, Giménez resalta que es importante tener conocimientos de la anatomía del cuerpo humano y su entorno: "pero a pesar de todo lo que se necesita previamente para hacer un figurín, lo que hace lo distinto es nuestra esencia. Los figurines son el paso previo a la moldería. Es decir, es el primer paso para concretar nuestra colección".
Gonzalo Villamax
El diseñador comenzó su carrera como ilustrador haciendo dibujos con lápices. Desde hace 3 años los realiza en la computadora. Los personajes son lánguidos, elegantes y representan a una mujer irreal, de unos 2 metros de alto. Aunque no tienen nombre, representan la personalidad de sus clientes.
Ivana Villagra
La diseñadora catamarqueña tiene más de 100 dibujos guardados en una carpeta. Todos tienen diferente morfología: pueden ser abstractos o mas realistas. Se inspira en culturas con peso histórico. "El figurín es la base de mi trabajo. Sí es una obra de arte, porque se pone mucho de uno en ese boceto".
Giuliana Santochi
La diseñadora de 20 años realiza sus dibujos con lapicera negra (dice que se logra más precisión en el trazo). Sólo les pone color a las prendas, con acrílico o papeles. "Parto de una foto o una imagen y le cambio las características, la morfología. Ya pasó de moda el figurín largo y estilizado", comentó Giuliana.
Los históricos
Gruau y Erickson
Durante un largo período, el dibujo fue el único lenguaje para comunicar la moda. René Gruau (ilustración de arriba) dejó un marcado efecto en la industria durante las décadas del 40 y del 50. Gruau trabajó para varias revistas como Vogue, Elle, Harper's Bazaar y Marie-Claire. Mientras que Carl Erickson ilustró la moda desde 1910 hasta 1940. Su trabajo fue reconocido por sus colaboraciones con Vogue y con los cosméticos Coty.