Algo no anda bien en Tucumán. Sí, nos están, cuanto menos, subestimando. Basta con prestar atención a sólo cinco situaciones protagonizadas por políticos en lo que va de este año electoral. Cuestiones que hieren las bases del sistema republicano y que por mera repetición, se disfrazan de legítimas.

En el podio de lo ilegítimo legitimizado están las candidaturas "testimoniales". El alperovichismo hizo uso y abuso de ellas y planea reeditarlas en octubre. Ministros que se postulan a legisladores y un gobernador e intendente que lo harían para una banca de diputado. Renuncias, licencias, asunciones y reasunciones que caminan por el filo de lo ético. Las falsas postulaciones no implican otra cosa que las personas que se votarán no asumirán. Sólo prestarán sus nombres para acarrear votos y luego, los puestos serán ocupados por otros. El oficialismo arguye que los avales son "del proyecto" y resulta luego que las bancas quedan en manos de ilustres desconocidos. En síntesis, el elector termina sin saber muy bien a quién está consagrando con su herramienta democrática más valiosa.

La utilización de las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) se ubica en el segundo puesto. Dirigentes peronistas pidieron participar en condiciones de igualdad y Alperovich les respondió que sí, que por supuesto, que podían presentarse en las internas porque están fijadas por ley. Pura teoría. El mandatario olvidó el detalle de que esas nóminas nunca tendrán las mismas posibilidades que la "oficial". Sucede que aquellos que no son del riñón alperovichista siempre terminan "acompañando". Con ingredientes dictados desde la Nación, en la Casa de Gobierno se cocina quiénes serán los aspirantes. Y el apoyo apabullante del sistema se dirige a ellos. La ley y la "trampa".

Y en el medio de la tabla, irónicamente se ubica la falta de equilibrio en la relación entre los poderes Ejecutivo y el Judicial. Porque, desde el vamos, no es lo más normal para la salud de un sistema que el presidente de la Corte se declare amigo del Gobernador. Tampoco debería serlo que el hijo de una de las vocales sea secretario del mandatario. Ni que otro de los jueces sea hermano del Fiscal de Estado. Pero el entramado de estas relaciones íntimas-institucionales se descubre ante situaciones como el intento de juzgamiento al tribunal del caso Verón o la suspensión del plan piloto para modificar la investigación penal preparatoria. Los entuertos por la falta de independencia rozan la comicidad.

"¿Alternancia? Si un Gobierno es bueno no entiendo por qué tiene que haberla". Ese fue el concepto del intendente de Yerba Buena, Daniel Toledo, al defender la reelección indefinida ¿Habrá puesto en palabras el deseo oficial? Lo sabremos tras las elecciones. Cuando, para el oficialismo, el pueblo habilite, o no, una reforma con vistas a 2015. Tampoco es natural que un Gobierno quiera quedarse para siempre ¿Alternancia? ¡Por la salud de la democracia!

El intendente celebró la inversión. La Iglesia se opuso. El Gobernador le bajó el pulgar. Esas líneas resumen el fracaso de la apertura de un Casino en Concepción. Y este último punto no es menos importante. Una vez más quedó sepultada la autonomía municipal. Alperovich dio otra muestra de que puede decidir por sobre cualquier jefe municipal. Aunque lo niegue, manda desde asuntos como este hasta otros tan domésticos como el precio del cospel.

Se promueve un candidato que no asumirá, se hacen internas que no son tan abiertas como su nombre manda, los poderes comulgan, la alternancia es una molestia a subsanar y la autonomía quedó en los papeles. Es decir, si se naturaliza lo que desnaturalizan las instituciones, efectivamente, algo no anda bien en Tucumán.