¿Viajar solo o en grupo? ¡Esa es la cuestión! Todo depende de los intereses de cada persona. Si la idea es desandar el camino de la historia del Cristianismo, desde la fe, las peregrinaciones a Roma y Tierra Santa son excelentes opciones porque hacen hincapié en la espiritualidad. Muchas se organizan desde parroquias, en forma particular, o desde la Arquidiócesis de Tucumán, a través de Peregrinaciones Arquidiocesanas. Otros prefieren ir por su cuenta, pero si este es el caso, lo mejor será organizar y pagar todo lo que se pueda antes de viajar, para evitar ingratas sorpresas.

La llegada de Francisco a Roma incentivó el deseo de conocer el Vaticano. Viajar como peregrino o como simple turista marca una gran diferencia. "Mucha gente viaja para encontrarse a sí misma, para profundizar en el sentido de su vida porque durante el año no tiene tiempo. Cuando uno invierte en una peregrinación también está optando por un tiempo para sí mismo", define el padre Miguel Alderete Garrido, encargado de la pastoral de Turismo Religioso, iniciada por monseñor Alfredo Zecca.

Desde Peregrinaciones Arquidiocesanas se organizan viajes a todo el mundo. En enero partirá un contingente a Roma y Tierra Santa. "La diferencia de viajar solo es que en grupo todos los detalles están previstos. En cambio si pensás en ir por tu cuenta, y no conocés, desde que llegar al Aeropuerto puede ser complicado, un taxi te puede arrancar la cabeza, perdés mucho tiempo en recorrer lugares de los que ignorás su valor, te perdés haciendo compras ... En grupo, en cambio, todo está previsto y controlado. Una convivencia espiritual hay que hacerla con un guía porque te ayuda a lograr un encuentro personal con Jesucristo, con la Virgen y con el sentido de su vida. El hecho de compartir con otros desde las cosas más pequeñas como ayudarte con la valija hasta la preocupación porque estás enfermo, te hace vivir de otra manera ese viaje. En la convivencia, al final, todo se suma como una experiencia positiva", explica el sacerdote.

Para los peregrinos, un viaje a Roma y Tierra Santa es la vivencia que marca un antes y un después en la vida. "Cuando llegué a la cueva de Belén, me lloré todo. Estar en el lugar del nacimiento de Jesús me hizo ver todas las cosas de un modo diferente. Cuando volví yo era otra. Los problemas que llevé habían quedado allá, al lado de la humilde cuna de Jesús", cuenta con emoción JuliaSantoro, de 42 años. "No sé si hubiera vivido todo eso con la preocupación de cómo llegar a cada lugar", afirma la mujer, que viajó sola.

Pero no todos opinan lo mismo. Guillermo Tobías viajó con su esposa por su cuenta y disfrutó de cada lugar. "Lo que aconsejo es comprar los pasajes y la estadía en el hotel antes de viajar a Roma, todo a través de agencia de viajes, que tendrá en cuenta las expectativas de uno. Se puede pagar en pesos, con la tarjeta de crédito. Por lo demás recomiendo ir a cada lugar (museo, iglesia y otros sitios) y escuchar las explicaciones del guía en el idioma de uno", dice.

La mejor época
Según el padre Luis Pacheco, que hace 15 años viaja a Tierra Santa, la mejor época para ir a Roma es desde mayo hasta la primera quincena de noviembre. "Después se pone muy frío", advierte el sacerdote de la capilla de Nuestra Señora de los Ángeles. "Cada vez hay más demanda y los viajes se hacen dos o tres veces al año. Pero esto no es simple turismo. No tiene que ver con la cultura únicamente. Cuando vamos a Roma decimos que no los invitamos a recordar los hechos del pasado sino a conocer los orígenes de nuestra fe", aclara.


Por agencia
Un paquete de una semana con excursiones

"Una de las diferencias entre viajar solo o en grupo es que al comprar un paquete lo hacés en pesos al cambio del dólar oficial. Esto te cubre casi todo, las entradas a los museos y hasta el seguro de viaje. Si te enfermás de noche en el hotel, por ejemplo, viene la emergencia y te asiste, no necesitás ir al hospital. En cambio no es lo mismo si tenés que manejarte solo. En este último caso tenés que acudir al dólar paralelo y también tener euros en cantidad, lo que te sale mucho más caro", explica el padre Miguel Alderete Garrido. El padre Luis Pacheco advirtió que hay que tener en cuenta el aumento del 20% impuesto por la AFIP a partir del 15 de marzo (resolución n° 3450). A veces los operadores se abusan y ponen el 20 % del total, no es así, no incluye tasas de aeropuerto ni impuestos nacionales", advierte.

"Un viaje que se vive desde el fondo del corazón"
En familia y en grupo de amigos
"No estaba previsto viajar, fue una inspiración de mi marido (Fernando Arjona) el haberlo hecho en familia. Fuimos con mi hija Milagros, él y yo. Fue maravilloso haber viajado a Tierra Santa como peregrina, junto con un grupo de 10 amigos, que son como mi familia espiritual, y el padre Miguel, de Peregrinaciones Arquidiocesanas. Cuando viajás con otros tenés la felicidad de poder compartir lo que ves y sentís; y de regreso seguís descubriendo cosas en cada lectura del Evangelio. Una de las experiencias más fuertes fue renovar nuestros votos matrimoniales en Caná de Galilea. A pesar de su corta edad -11 años- mi hija logró captar en su sencillez mucho más que nosotros y su experiencia dio muchos frutos; ella, por ejemplo, recuerda en más detalle lugares que nosotros ya hemos olvidado. Estuvimos desde el 11 hasta el 27 de febrero de este año. Siempre viajamos mucho, pero este fue un viaje que vivimos desde el fondo del corazón". (María José Gómez Omil).

Por tu cuenta 
Una semana "gasolera" en roma 

Si vas a Roma por tu cuenta, debés sacar una calculadora y sumar: los pasajes de avión de Buenos Aires a Roma te cuestan entre US$ 1.800 y 2.000, dependiendo del día y la empresa. La categoría del hotel también hace variar el precio. Uno de tres estrellas en la parte antigua de Roma puede costar alrededor de US$ 40 por noche, sin media pensión (sólo desayuno). Para comer sin demasiadas pretensiones se puede calcular: 8 euros por una pizza; 1 euro por una hamburguesa; 10 euros por un plato de pastas; 1,50 por una gaseosa chica y 1,80 por una lata de cerveza. Para entrar a un museo debés pensar en 5 euros para arriba. Las compras más grandes podés hacerlas con tarjeta de crédito y se debitarán en dólares a la cotización oficial, pero las pagarás en pesos.


PARA TENER EN CUENTA

- La comida le duele al bolsillo.- Roma es una ciudad donde es relativamente barato el transporte y cara la comida. Es decir, no cuesta demasiado conocerla, pero hay zonas, como la de El Vaticano, en la que alimentarse le duele al bolsillo o a la tarjeta de crédito. Por ejemplo, un boleto en metro cuya validez dura 100 minutos (se puede realizar cualquier cantidad de viajes en esa cantidad de tiempo) cuesta 1,50 euro. Sin embargo, el valor de un café y de una botella chica de agua mineral a metros de la plaza de San Pedro puede llegar a los 7 euros.

- Mejor en tren.- La mejor manera de llegar al corazón de Roma es el tren. En el aeropuerto de Fumicino se ofrecen diferentes variantes, como los ómnibus que viajan directo al centro y, obviamente, los taxis. Sin embargo, el tren ahorra tiempo y dinero. Mientras que un viaje en taxi puede llegar a costar hasta 60 euros, el tren que une el aeropuerto y la estación de Termini vale 14 euros.

- Sencillo.- En la céntrica estación de Termini se hacen conexiones con el metro y las distintas líneas de ómnibus. El metro romano es sencillo. Sólo hay dos líneas, la A y la B. La primera une Termini con Plaza España, Plaza del Pueblo, San Juan de Letrán y El Vaticano, entre otros puntos. La B lleva al Coliseo. Están identificadas por colores y lo ideal es comprar una tarjeta que tiene validez por tres días. Cuesta 16 euros y permite hacer tantos viajes como sean posibles en esa cantidad de tiempo.

- Manjar inigualable.- Un viaje a Roma no está completo sin un buen plato de fucciles con salsa de tomate y panceta, y una jarra de medio litro de vino tinto. Eso cuesta 16 euros en el Appio Latino.