La decisión del intendente, Domingo Amaya, de vetar la creación de un registro capitalino de carros tracción a sangre repercutió como un mazazo entre los concejales alperovichistas, pero principalmente en el autor del proyecto de ordenanza, Ignacio Golobisky.

En la sesión del 14 de marzo, los concejales opositores y oficialistas aprobaron por unanimidad la creación del Registro Municipal de la Actividad de la Tracción a Sangre (Rematas) que tenía como objetivo censar a los más de 3.000 carros existentes en la capital, para su posterior erradicación. De acuerdo al proyecto de Golobisky, la iniciativa tenía la finalidad -en una primera etapa- de habilitar un registro de los carros y los animales ligados a la actividad, para luego implementar un programa de reemplazo de esos rústicos medios de locomoción por motocarros.

El pasado 3 de abril, Amaya y el secretario de Gobierno, Marcos Díaz, vetaron de manera total la norma, mediante el decreto Nº 0980. El intendente fundamentó su decisión por escrito al manifestar que con el veto a la ordenanza en cuestión se busca "preservar la seguridad vial en las áreas urbanas del municipio, en razón del peligro que implica la circulación de los carros tracción a sangre".

Golobisky refutó el argumento utilizado por el intendente al señalar que la creación del Rematas "no implicará cambio alguno en la conducta de los propietarios de estos vehículos". "El proyecto nació con la idea de censar a los trabajadores de esta actividad. Que exista el registro no hará que circulen más o menos carros. Los carros están en las calles, independientemente de cualquier registro", se quejó el alperovichista.

En otro párrafo del decreto, Amaya sostuvo que la prohibición de la circulación de estos vehículos encuentra su fundamento principal en "la erradicación del trabajo infantil, la marginación social, el maltrato de animales y la salubridad".

Sobre estos considerandos, el edil alperovichista criticó: "me parece que aquí hay un error de interpretación de la norma. Pareciera ser que el municipio entiende que la ordenanza busca legalizar una actividad. Al contrario, el espíritu de la norma propicia la erradicación de estos carros y mejorar la calidad de vida tanto de los trabajadores como de los animales".

Amaya también cuestionó que la norma prevea la creación de una dirección como estructura administrativa encargada del control de los carros tracción a sangre. "La asignación de un lugar físico y de personal, a los fines de reglamentar estos vehículos, no sólo implicaría la dispersión de los recursos materiales y humanos con que cuenta el municipio, sino también en una estructura que devendría obsoleta en el corto plazo", justificó el intendente.

Sobre este último punto, Golobisky señaló: "el veto habla de una prohibición de circulación de carros en zonas de la ciudad que en la práctica no existe. Los carros circulan por donde quieren y a la hora que sea y lo podemos comprobar con sólo salir a la calle. Evidentemente tenemos visiones diferentes de la situación".

Según confirmaron por lo bajo algunos alperovichistas, el veto a la norma sería insistido en la próxima sesión del Concejo Deliberante capitalino. Los amayistas, en tanto, no acompañarían la insistencia a la objetada ordenanza.