Llega el fin de semana y querés hacer algo en familia. Las opciones son quedarte e invitar a otras parejas con hijos, o morir en el mismo barcito, pizzería o sanguchería de siempre. Esa en la que los chicos hacen fila para el pelotero o en la que hay que meterlos en un kinder infernal con 50 nenes y una "seño" con cara desencajada.

Siempre es el mismo dilema cuando la salida incluye a los más pequeños: ¿dónde vamos? Tucumán tiene lugares con espacios pensados para los niños de uno a 5 años. Pero son pocos o no se ajustan a las necesidades, según opinan algunas mamás.

La realidad indica que las manos para que los cuiden disminuyen al ritmo que la familia se agranda. Cuando el nene es sólo uno siempre hay tías, abuelas y parentela dispuesta a desvelarse. Pero cuando son tres, repentinamente todos se hicieron humo.

"Hay muy pocos lugares y ninguno en el que puede decirse 'este está bueno'. Hay algunos que tienen el sector de mesas muy alejado de los juegos y no podés sentarte a comer tranquilo porque tenés que pasarte parada al lado de los jueguitos controlando a los chicos", comenta Emilia Stesina, mamá de dos niños de cinco y dos años. Laura Ansardi, mamá de una nena de un año y medio, coincide en que hay pocas opciones y agrega un dato: en los restaurantes casi no hay sillitas altas o vajilla de plástico. "Cuando les pedís no tienen vasos para los chicos y las sillitas están todas ocupadas. A veces es preferible saber que no vas a comer muy bien, pero que en ese lugar los chicos se van a divertir", advierte Emilia. Y agrega: "¡hay días en los que querés salir y arreglarte!" Paula Molina, mamá de dos nenas de dos y cinco años, se enfrentó con el problema de que fue a una cadena de hamburgueserías a tomar un café con una amiga y justo ese día la zona de juegos estaba cerrada por un cumpleaños. Tuvo que irse.

Laura debió huir de un shopping porque el pelotero estaba colmado de niños y terminaban golpeándose entre todos por el amontonamiento. "Las edades se mezclan, entonces los más grandes golpean a los más chicos", sostiene.

¿Sin salida?
Entre las miles de situaciones que podés vivir saliendo con los chicos está la de concurrir a sitios que dicen tener un lugar especial para ellos, pero cuando llegás te enfrentás a un cuadrilátero de dos por dos en el que no entra ni un alfiler. También podés optar por comer rápido y volar a los juegos electrónicos. Así puede triplicarse el presupuesto.

En Tucumán no hay una reglamentación que indique cuáles son las características que deben cumplir los espacios para niños en un restaurante. "Y si existieran esas condiciones los empresarios no las seguirían", desliza Humberto Neme, presidente de la Unión de Hoteleros, Bares, Restaurantes y Afines.

"Llegás a un lugar y están todas las mesas ocupadas, el ruido es infernal y el sector de juegos se llenó", coinciden las mamás. "Antes de ir siempre pensás que haya algo para que ellos puedan estar cómodos. Pero son muy pocos, me animo a decir que apenas dos", opina Paula.

Al final, la idea es que todos la pasen bien. Que la familia pueda compartir un momento en un escenario diferente y que la pareja tenga unos minutos para dialogar de otras cosas. No es fácil.

"A veces no es negocio"
Es para sitios familiares, donde el menú no supere los $70 por persona

"El sector de juegos para chicos es un servicio agregado que ofrecen algunos locales y que no se puede cobrar, porque si no no funcionaría", explicó Humberto Neme, presidente de la Unión de Hoteleres, Bares, Restaurantes y Afines. Reconoció que no hay muchos lugares que ofrezcan este servicio y apuntó que eso se relaciona con el público. "Si estás pensando ofrecer un menú de $70 per cápita es posible contar con un espacio así. Ahora, si el menú es de $100 por persona, entonces no tiene sentido y es preferible colocar más mesas en ese espacio", aclaró.

Una familia que sale a comer también busca lugares que se ajusten al presupuesto deseado. Neme dice que en Tucumán la oferta gastronómica es muy amplia y que es una de las pocas ciudades en la que los bares y restaurantes abren y cierran regularmente; sin embargo, no hay sitios que se armen pensando en la diversión de los niños, como pasa en Buenos Aires. "Es que aquí todavía no hay tanta demanda", explica.

¿Padres culposos?
Antes con los chicos las opciones eran pocas, ahora ellos proponen las salidas

Es verdad, de lunes a viernes por la noche bares y restaurantes están llenos de familias. No importa si al otro día hay que ir a clases o trabajar. En Tucumán las salidas nocturnas son algo natural y el sector social que se da el gusto suma a los niños.

"Antes uno no salía con los padres cuando era chico, ahora sí. Quizás esto se da porque no hay personas dispuestas a cuidarlos, o porque pagar una niñera está fuera del presupuesto. También porque algunos padres tratan de suplir esas horas en las que están ausentes, sobre todo las madres, que son las que produjeron el cambio porque trabajan muchas horas, hacen posgrados, viajan y socialmente se les exige que estén más en casa con los hijos. Pero también porque la ola del consumo empuja a salir y consumir ciertos productos y lugares", explica la psicóloga Inés Páez de la Torre. Muchas veces, esas salidas están impulsadas por los chicos que quieren comer una hamburguesa o jugar en determinados sitios.