Entró como una brisa fresca y ventiló las distintas alas de la iglesia Universal. Los nuevos aires que trae el papa Francisco no sólo hincharon los corazones de los fieles, sino que también reafirmaron la vocación de muchos sacerdotes y seminaristas. "Su llegada renovó nuestro espíritu misionero y de servicio", reconoce con alegría el futuro sacerdote Carlos Subelza (27 años), de la diócesis salteña de Orán.
En el Seminario Mayor, los futuros sacerdotes se sienten seguros al caminar de la mano de Francisco. "A nosotros nos marca mucho porque es argentino, pero también sabemos que debemos verlo como parte de un proceso que comenzó con el Concilio Vaticano II y que este Papa está profundizando", analiza el tucumano Ariel Díaz (31 años), de la diócesis de Concepción.
La Arquidiócesis de Tucumán es la que más vocaciones ha dado en el NOA. LA GACETA visitó el Seminario Mayor, de avenida Sarmiento al 800, y conversó con los alumnos de los últimos cursos. La formación dura ocho años.
En una de las aulas, frente al jardín central, el tucumano Carlos Torres y el oranense Luis Alberto Gómez cuentan cómo los movilizó el nuevo Papa. "Lo que más me gusta de Francisco es que nos plantea una Iglesia que camina, que está en medio del pueblo y se hace servidora", reconoce Carlos. "Como futuro pastor, esto es muy importante porque salimos del pueblo de Dios para ser puestos al servicio de ese mismo pueblo", reflexiona el joven de 24 años.
"El Papa Francisco nos plantea una Iglesia más cercana y más humana, con gestos concretos, donde se puede ver claramente la opción por los pobres que nos llama a ser pastores con olor a ovejas. Él nos llama a acercarnos a la realidad que vive la gente en forma cotidiana, una Iglesia que somos todos", aporta Luis Gómez.
Los gestos
Los jóvenes se maravillan con los gestos que Francisco le regala al mundo cada día. "Demuestran una auténtica humanidad, porque sólo se puede ser plenamente humano siendo auténtico cristiano", opina Diego Manzaraz, quien en un par de años espera ordenarse en la diócesis de Catamarca. "El papa Francisco ejerce su servicio con los dones personales que él tiene: la cercanía, la afabilidad, la alegría, la serenidad... Pero cada Papa tiene los suyos. En este sentido no es justo compararlo con sus antecesores, cada uno puso sus dones personales al servicio de la Iglesia. Todos son distintos", observa.
Marcelo Hermida, de Orán, logra caracterizarlos a uno por uno: "Benedicto XVI fue más teólogo, Juan Pablo II era el gran peregrino, y Francisco es más pastor, su carisma es el de la cercanía, el servicio, estar presente en pequeños gestos... A nosotros, los latinos, nos gusta mucho porque estamos más acostumbrados a una Iglesia más cercana, y eso nos facilita un Papa latinoamericano".
David Pintos, también salteño, observa que en Semana Santa se vio más gente en las iglesias, y que muchos católicos han vuelto a misa. "Mucha gente se ve sorprendida por esos gestos sencillos del Papa y ha decidido regresar", apunta.
Luis Fleming (28 años), otro oriundo de Salta, confía en que Francisco va a mejorar la imagen de la Iglesia en el mundo y ante sus críticos. "Este Papa les muestra un aspecto que no es el escándalo sino que es la cercanía y el servicio, la Iglesia que no sale por los medios. Muchas veces los críticos ven la Iglesia asociada con el gobierno central, pero no tienen en cuenta la Iglesia en su universalidad, no ven que más allá de la iglesia jerárquica también hay una iglesia al servicio de los pobres", remarca.
Diego ha preferido escribir sus opiniones antes de hablar. Su reflexión cierra la conversación con los seminaristas: "es una gracia que mucha gente se acerque de nuevo a la comunión visible de la Iglesia por la imagen del nuevo Papa. Pero la fe no debe quedarse sólo en la figura del Papa, porque él presta un servicio de puente y nos acerca a Cristo para vivir desde Jesús mismo la caridad cristiana".