La sede central de la Caja Popular de Ahorros de la Provincia y la Casa de Gobierno arrancaron la corta semana hábil con un refuerzo especial de medidas de seguridad. Tras los incidentes que se produjeron el Jueves Santo, cuando hubo enfrentamientos entre dos bandos y un escrache contra Armando "Cacho" Cortalezzi, interventor de la entidad financiera, el Ejecutivo no quiso hoy dejar nada librado al azar, para evitar nuevos choques.
Por esta razón, un número mayor al habitual de agentes de la División Infantería se apostó desde los primeros minutos del amanecer frente a los dos edificios céntricos. El secretario general del gremio bancario, Eduardo Bourlé, sin embargo, le bajó el tono a una repetición de los hechos. "Hicimos sólo reuniones en la Caja por cuestiones de tipo salarial", sostuvo el dirigente.
El Jueves Santo, a poco del mediodía, se desencadenó la serie de hechos violentos. El disparador fue un brutal ataque a miembros del sindicato de bancarios que repartían volantes contra Cortalezzi y contra LA GACETA por locales y galerías del microcentro.
Ojos morados, contusiones y un tabique roto fue el resultado de una golpiza que les habrían propinado dentro de una panchería y en plena vía pública a Jorge Alberto Garay y Héctor Javier Díaz. Según La Bancaria, parte de los agresores habrían salido de la Casa de Gobierno y parte, habrían bajado de autos sin patentes.
De acuerdo con el abogado del gremio, Gustavo Morales, las víctimas recordaron que mientras eran agredidos, los habrían amenazado con la frase "esto es para que no te metás con Cacho". Él y Bourlé (titular del gremio) llegaron casi de inmediato adonde se produjeron los incidentes.
En cambio, el legislador -en uso de licencia- relató que estaba comprándole unos botines a su hijo y que se topó con algunos dirigentes de La Bancaria que lo habrían insultado. Afirmó que entró en Café 25 para desayunar y que tuvo que quedarse allí porque a los pocos minutos comenzó la manifestación en la puerta. Durante casi tres horas, empleados de la Caja escracharon a Cortalezzi con pintadas, cánticos, huevazos e insultos.
La Policía llegó aproximadamente una hora después de iniciada la protesta. Agentes de infantería esperaron en las cercanías del bar y, luego, formaron una valla alrededor de la entrada del local y hasta una camioneta. El secretario de Seguridad, Paul Hofer, medió para que Cortalezzi pudiera ser sacado del lugar sin inconvenientes. LA GACETA