Con la reconquista del cetro del número uno del golf mundial, Tiger Woods demostró la estrecha conexión que existe entre la vida personal y la profesional, porque no parece casual que su resurrección deportiva haya sido paralela a su reconstrucción sentimental.

Al ganar el último fin de semana en Bay Hill, el estadounidense de 37 años recuperó la cima del ranking, puesto que no ocupaba desde hacía 29 meses -exactamente 877 días-, y puso así fin a un bache al que cayó de golpe cuando se resquebrajó su vida matrimonial.

Un leve accidente de tráfico a final de noviembre de 2009 desató una cadena de acontecimientos que tumbaron la idílica imagen deportiva y personal de Woods.

Salieron a la luz múltiples relaciones extramatrimoniales que le costaron su relación con la modelo sueca Elin Nordegren, madre de sus dos hijos. Se vio obligado a confesar sus problemas de adicción al sexo y su carrera se desmoronó junto a la sentimental y a su imagen pública.

Después, llegaron las lesiones y los complejos cambios en el swing que ahondaron la crisis.

Ya no hay problemas físicos en la rodilla operada, el swing funciona y la vida personal remonta: hace justo una semana confirmó su relación con la esquiadora Lindsey Vonn, la primera oficialmente reconocida desde su divorcio de Nordegren en agosto de 2010.

"La temporada está siendo fantástica hasta ahora. Algo bonito que ha sucedido fuera del campo es haber conocido a Lindsey Vonn", escribió la pasada semana Woods en su página oficial de facebook junto a unas fotos con la rubia esquiadora, también estrella mediática de aquellas.

"Número 1!!!!!!!!!!!!!", escribió ayer Vonn en su cuenta de Twitter (@lindseyvonn) en cuanto conoció el resultado de su novio.

Siete días después, el californiano refrendó una resurrección deportiva que comenzó hace un año: Woods también ganó en Bay Hill, lo que supuso su primer título en más de dos años. Se invirtió la tendencia negativa y en los últimos 12 meses y contando con el de esta semana que se fue ha ganado seis títulos.

"Es la consecuencia del duro trabajo y de la paciencia", sostuvo satisfecho el "Tigre" tras levantar un nuevo trofeo.

"Ha sido un largo proceso. Ha sido duro durante mucho tiempo", agregó Woods, que en su valle de juego llegó a salir del "top 50" y dejó un poco huérfano al golf, ahora revitalizado por el retorno al máximo nivel de Woods y la refrescante presencia del joven Rory McIlroy, al que destronó esta semana.

"Tuve que hacer cambios en el swing, drásticamente diferentes a lo que estaba haciendo previamente. Trabajar para volver gradualmente es algo de lo que me siento muy orgulloso", dijo el estadounidense al dar un paso más en su regreso al número uno, en el que suma ya 624 semanas, exactamente 12 años.

Pero el regreso no está aún completo. Por delante queda reanudar la interrumpida carrera hacia el récord de 18 "majors" de Jack Nicklaus. Woods, el icónico jugador que revolucionó el golf por su talento y por ser un campeón negro en un deporte de blancos, suma 14.

No gana uno de los cuatro títulos grandes desde 2008. Dentro de tres semanas, el número uno del mundo será el gran favorito en el Masters de Augusta, el escenario de su primer gran triunfo, en 1997, y donde todo comenzó para él.