Pasado el cedazo de las emociones que ha despertado la llegada de Jorge Bergoglio al Papado, la atención se centra en los mensajes que ha dejado Francisco en estos días, sea en sus homilías o en sus reflexiones en momentos más "informales". Por lo pronto, todo el mundo ha destacado el modo coloquial que ha elegido el Pontífice en sus discursos. Un lenguaje no doctrinal, una actitud de aconsejamiento y no de pontificar, como marca Luis Marchetti, profesor de Historia y ex Acción Católica en sus tiempos de juventud. "Les habla a los demás como no marcando derroteros. Un giro interesante -remarca- porque el consejo no es imposición".
Aunque esa distancia del protocolo parece novedosa, el fraile dominico Domingo Cosenza, que conoce la trama fina de la Iglesia Católica, señala que el modo coloquial que ejerce Francisco no es nuevo en el universo petrino.
"Más bien denota una motivación pastoral semejante a la de un papa del siglo VI, como Gregorio Magno: "Tengo que tratar con las personas del mundo, lo que hace que alguna vez se relaje la disciplina impuesta a mi lengua. Porque si mantengo en esto una disciplina rigurosa, sé que ello me aparta de los más débiles, y así nunca podré atraerlos" (Homilía sobre Ezequiel 1,11), apunta.
Desandando esa informalidad, Cosenza se detiene en el consejo de "no sacarse el cuero" que les transmitió el Papa a los fieles que hicieron vigilia de oración en la Catedral porteña. "Que no haya odios, peleas, dejen de lado la envidia, no le saquen el cuero a nadie". Esta actitud pacificadora no excluye la actitud positivamente "crítica", como afirmó en el Tedeum del 25 de mayo de 2012: "el amor que propone Jesús es gratuito e ilimitado y por ello muchos lo consideran, a Él y su enseñanza, un delirio, una locura, y prefieren conformarse con la mediocridad ambigua… sin críticas ni desafíos" (...) "La confianza mutua, basada en la confianza en lo superior, nos facilita no sólo la convivencia sino el construir común de una comunidad nacional que nos beneficie".
Fraternidad:
Buscar que el mundo sea una gran fraternidad, no tener miedo a la bondad y a la ternura; son expresiones que describen la misión de la Iglesia: testimoniar el carácter humanizante de la aceptación de Dios en la vida personal y social. De ahí que Francisco resumiera la finalidad del diálogo interreligioso fundamentalmente como promoción de la amistad y del respeto entre hombres y mujeres de diversas tradiciones, responsabilidad respecto a este mundo nuestro, promoción de la reconciliación y construcción de la paz.
La relación con los más necesitados.
En las palabras y en los gestos de Francisco destaca un criterio evangélico fundamental: la relación real con el Ser Supremo se manifiesta en la relación con los más necesitados, con los hambrientos, enfermos y marginados (Mateo 25). Lo propuso como ámbito de colaboración a los representantes de otros credos. Y consideró como aliados en esta tarea a todos los hombres y mujeres que, sin reconocerse en ninguna tradición religiosa, se sienten en búsqueda de la verdad, la bondad y la belleza.
Cuidarnos: Francisco repitió siete veces un verbo que se usa en el Nuevo Testamento sólo en dos ocasiones: cuando se describe la misión del obispo como "cuidar la Iglesia de Dios" (1 Tim 3,5); y cuando se propone el ejemplo del buen samaritano, que se encargó de cuidar al herido abandonado en el camino (Lc 10,34-35). Con el uso del término cuidar asume su propia responsabilidad pastoral e invita a todos los oyentes a la corresponsabilidad fraterna.
Fray Domingo Cosenza
"Escúchense", "escuchémonos", son algunos de los conceptos que ha remarcado el Papa en sus mensajes. Creo que si uno retraduce desde el psicoanálisis el concepto de "escucha", en el acto de la escucha está la posibilidad de descubrirnos a nosotros mismos; o al otro. Es el escuchar como diferente de oír: el escuchar como "poner la oreja". El equivalente entre la diferencia entre el "ver" y el "mirar". Además, Francisco introduce el "nos": "escucharnos". Ese "nosotros" tiene un fundamento político, inclusivo.
También ha dicho: "cuídense".
Y la mejor definición de amor es cuidar. El que no cuida, no quiere. Y aunque hay una especie de exceso en esto de hablar del amor, lo que es irrefutable es que lo que define al acto de amor es el cuidado.
Osvaldo Aiziczon (psicoanalista)
Apertura efectiva a otras confesiones y a los no creyentes
Esto se ha dicho de palabra en otras oportunidades, pero da la impresión, leyendo el texto del Papa Francisco, que va a ser un trabajo que va a emprender efectivamente. Otro tema que me ha impresionado es la importancia que le ha dado al cuidado de la naturaleza. Es cierto que en ello hace honor al perfil de San Francisco de Asís. Pero el gesto del Papa de acariciar al perro del ciego, de darle su bendición, son actitudes de mucha ternura, que van mas allá de una simple valoración ecológica. El gesto de acariciar al perro del ciego, de bendecirlo, no es sólo una actitud ecológica, sino una actitud muy especial ante la naturaleza.
Lucía Piossek Prebisch de Zucchi (filósofa)
La frase "el poder es servicio" de Francisco es innovadora y desafiante.
En general, el pensamiento católico ha juzgado el concepto de poder desde su desarrollo moderno, a partir de Maquiavelo. En este sentido, el poder es una forma de control, de subordinación del otro para los fines propios. Francisco enfrenta el desafío moderno y asume el término, pero invierte su sentido. El servicio consiste en la entrega de la vida por los demás, en soledad y pobreza, al modo de la cruz. Poderoso no es quien subordina, sino quien se subordina, sirviendo, a otro. ¿Y a qué poderosos desafía Francisco? Sin duda que a los poderosos en el sentido tradicional: los que dirigen la política, la economía, la sociedad. Pero en el actual contexto de la vida católica, su palabra y testimonio, y el mensaje de los que lo eligieron, parecen tener otros destinatarios: aquellos hermanos en la fe que han utilizado el poder para sus propias ambiciones y pasiones. Para ellos, en especial, también es verdad que el más poderoso de todos es aquel que se despoja de sus riquezas y privilegios, para donarse a los demás, en humildad y pobreza. Parafraseando a San Pablo: "locura para los poderosos y escándalo para los hermanos…"
Julio Saguir (politólogo)
El medio ambiente
Francisco de Asís fue un hombre preocupado por el equilibrio entre animales, plantas y seres humanos. Se mimetizó en relación con todas las cosas creadas; sabía que no importa cuán diferentes seamos, sentía compartir algo con todas las criaturas. Indudablemente el nombre de Francisco es una señal para la iglesia y para el mundo, una señal de austeridad, compromiso con los más débiles, con los desamparados, con los olvidados, con los marginados, y con los que se abusan con el medio ambiente, aquellos que despellejan la piel misma de la tierra y perjudican sin mirar las consecuencias funestas que dejan a su paso. El legado ecologista de San Francisco consiste en enseñarnos que debemos repensar nuestro lugar en el orden creado, de modo que el bienestar humano esté integrado al bienestar de todas las cosas (medio ambiente).
Pedro Martínez (ambientalista)