El baile se termina. Argentina no perdona y se lleva la sortija de la fiesta. Fue el mejor de los dos, liquidó a Venezuela. Lo demolió, y eso que Lionel Messi entró pasado el primer tiempo en sintonía. Cuando se ungió en demonio, llegaron dos pase gol de aquellos a Gonzalo Higuaín y adentro por duplicado; y cuando hubo una sentencia, él mismo se encargó de ejecutar el penal y marcar el gol.

El "mesías" terminó cerrando su actuación agigantando aún más su imagen de imbatible, porque si está fino y tiene tiempo para pensar, es robo. Venezuela le dio lugar y él la fumigó encontrando los espacios en ofensiva. Y para que la pelota le llegara redondita a sus pies tuvieron que ver Walter Montillo y Fernando Gago, uno por izquierda, el otro por derecha. Hicieron lo que mejor saben: distribuir la pelota.

Con la base aceitada atrás, con Pablo Zabaleta, además de combativo, encarador, Argentina empezó a cavar la zanja de la desesperación de la visita. Intentó por el carril zurdo y asustó. Cambió el hábito y asustó por la diestra. Era cuestión de tiempo.

Y la hora del grito sagrado terminó por encontrarse con Higuaín, un agradecido de la pared Montillo-Messi. A "Pipita", goleador de la competencia, se lo extrañará en La Paz. Fue amonestado y no jugará el martes contra Bolivia. Lo suyo fue levantar la cabeza y quemar las naves de Daniel Hernández, algo que hizo "Leo" con un misil arriba, desde 11 metros. Ni hablar del complemento. El momento del floreo y, tras recibir del 10, de otra daga del 9, que desvió sutilmente. KO para Venezuela. La mano de Argentina pega duro.