El juicio por la muerte de Micaela, una niña cuatro años que falleció tras recibir un golpe en la cabeza, está en su etapa final. Esta mañana habló el único acusado, Bruno Alberto Guerrero, que en ese momento convivía con la madre de la nena.
Guerrero relató que, la mañana del 2 de febrero de 2011, empezó de manera normal: fue a comprar pan a la panadería para el desayuno y que, cuando regresó a su casa, en Lamadrid al 2.500, encontró a la nena despierta, llorando y pidiendo por su madre.
La nena -afirmó- no paraba de llorar y, cuando se le colgó del pantalón, la empujó para apartarla. "No sé qué me pasó por la cabeza", dijo ante los jueces. Cuando Micaela cayó al piso y se golpeó la frente, quedó inconsciente. Según Guerrero, hizo de todo para hacerla reaccionar, pero no lo logró, por lo que corrió con ella al Hospital de Niños, donde murió cuatro días más tarde.
El hombre, en ese momento, contó que había sido víctima de una asalto, pero esta semana admitió que no había contado la verdad por miedo a volver a la cárcel.
También aseguró, hoy, que jamás golpeó a Micaela, y dijo que desconoce por qué la nena tenía moretones y escoriaciones en todo el cuerpo.
Mañana habrá un careo entre Guerrero y la madre de Micaela, que estaba trabajando cuando ocurrió la tragedia. Luego, los jueces escucharán los alegatos. LA GACETA