CIUDAD DEL VATICANO.- La prensa italiana destacó hoy el nuevo estilo introducido por el Papa Francisco en el Vaticano, marcado por la sencillez y por la humildad, desde que se presentó ante los fieles en la Plaza de San Pedro vestido con una sotana blanca y con una cruz pectoral de obispo, sin otros atributos papales.
Hoy, después de la misa en la capilla de Santa Ana, el Pontífice eludió cualquier medida de seguridad y salió a la calle, fuera de los muros del Vaticano, para saludar uno a uno a los fieles que salían de la iglesia, dándoles la mano a muchos y acercándose a algunas religiosas para hablar con ellas. La prensa italiana remarcó el hecho como "un gesto sorprendente de total ruptura con el protocolo".
Francisco llegó y se retiró de la capilla en un automóvil común y no en la limusina con la matrícula "SCV 1" que suelen utilizar los pontífices. Ya después de su primera cena como máxima autoridad de la Iglesia Católica junto al resto de cardenales, el miércoles por la noche, había sorprendido al regresar al residencia Santa Ana dentro del Vaticano en autobús con el resto de purpurados. El Santa Padre sigue viviendo, por el momento en la casa Santa Ana, un hospedaje dentro de los muros de la Santa Sede, a la espera de que se acondicione para él el apartamento papal que utilizaron sus predecesores dentro del Palacio Apostólico.
Su primer Ángelus se produjo 48 horas antes de que el Papa celebre la inauguración de su pontificado, prevista para el martes, con una misa en la Plaza de San Pedro para la que se esperan jefes de Estado y de gobierno de todo el mundo, entre ellos la presidenta Cristina Fernández; a brasileña, Dilma Rousseff; el mexicano, Enrique Peña Nieto, y el presidente del gobierno español, Mariano Rajoy, junto a los príncipes Felipe y Letizia.
Las autoridades italianas esperan que más de un millón de personas asistan a la misa de inauguración, para lo cual se pondrá en marcha en la ciudad un dispositivo de seguridad similar al adoptado en 2005 tras la muerte de Juan Pablo II y la entronización de Benedicto XVI. (DPA)