La Universidad de California está trabajando contrarreloj en el desarrollo de una pastilla que elimina el alcohol del cuerpo pocas horas después de consumirlo. La píldora reduce el nivel etílico en la sangre y -lo mejor de todo- puede evitar la resaca.
El medicamento ya fue probado en ratones y mostró una efectividad medida: en 45 minutos elimina cerca de un 15% de la alcoholemia y en tres horas se presenta una mejora del 34%.
Su funcionamiento es relativamente simple: la pastilla contiene un polímero 100.000 veces más fino que un cabello humano, que protege las enzimas del hígado ante la presencia del alcohol y evita así su destrucción.
Según Yungefu Lu, líder de la investigación, el medicamento también combina dos enzimas que alteran químicamente el alcohol en el estómago y lo procesan de forma muy similar a como lo hace el hígado, pero mucho más rápido.
De esta forma, al neutralizar los efectos de la cerveza y de otras bebidas alcohólicas también se evitaría la resaca.
A mediano plazo
En otra parte del mundo, la Unión Europea acaba de aprobar la comercialización de Silencro, un medicamento que supone una alternativa en el tratamiento de pacientes con adicción al alcohol.
La sustancia activa de la pastilla es el nalmefeno, que actúa sobre el sistema opioide o "circuito de recompensa" del cerebro. En los alcohólicos esta parte del cerebro está desregulada, y se disminuye literalmente el deseo de beber.
Un estudio clínico realizado en 2.000 pacientes adictos reveló que la medicación es capaz de reducir el 40% del impulso alcohólico en sólo un mes de tratamiento, de forma que al cumplir 160 días de terapia la necesidad se ve disminuida en un 60%.
Aún quedan pendientes las políticas de garantía y reembolso para la comercialización; sin embargo, se prevé que llegue a los estantes de las farmacias a mediados de año. El laboratorio fabricante advierte que para lograr la efectividad del tratamiento es necesario acompañarlo con apoyo psicosocial, de forma que la recuperación no sólo sea fisiológica.