ROMA, Italia.- Mientras dure la sede vacante hasta que se elige un nuevo Papa, al frente de los asuntos administrativos y los bienes del Vaticano estará el cardenal camarlengo, que preside la cámara apostólica, en la que lo asisten otros tres purpurados.
Por lo general los papas permanecen al frente de la Iglesia hasta el momento de su muerte, que es confirmada oficialmente por el camarlengo. Éste toma entonces el anillo del Pescador del sumo pontífice -símbolo del poder papal- y lo destruye junto con su sello en la siguiente asamblea en presencia de los cardenales.
En el caso de Benedicto XVI, que ha renunciado, el anillo no será destruido, sino solamente roto, y el sello será inutilizado.
Al iniciarse el período de sede vacante, el camarlengo cierra el escritorio y las habitaciones del Papa. Asume además los preparativos para el cónclave en la Capilla Sixtina y supervisa la elección del nuevo Pontífice.
La función del camarlengo existe desde el siglo XV. En 1996, bajo el pontificado de Juan Pablo II, la elección del Papa y la organización de la sede vacante quedaron reglamentados en la Constitución Apostólica.
El cargo de camarlengo es ocupado desde 2007 por Tarcisio Bertone, de 78 años. El ex arzobispo de Vercelli y Génova ya trabajaba estrechamente con Joseph Ratzinger cuando éste era prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, de la que Bertone era entonces secretario.
En 2006, el Papa lo nombró secretario de Estado, es decir, su mano derecha. Bertone es considerado uno de los posibles sucesores de Benedicto XVI. (DPA)