Clotilde Yapur - Pedagoga, investigadora
La promoción automática intraciclo de enseñanza y la ubicación de los chicos en el grado según su edad, cualquiera sea su escolaridad previa, son estrategias de inclusión ampliamente conocidas en el mundo. Sin ir más lejos, la Escuela Sarmiento de la UNT desde 1959 está organizada según la premisa intraciclo en la cual el inicial comienza con el jardín de cinco y finaliza en segundo grado. A mediados de los 60 se experimentó con niños repetidores en secciones especiales que tenían promoción automática (250 secciones en toda la provincia). Y en los países europeos y norteamericanos también se aplica. El fundamento es que el tiempo es una variable esencial en el proceso de aprendizaje. En los niños esos tiempos no se miden por años sino por logros que pueden alcanzarse en lapsos muy variados.
La sobreedad en la escuela primaria argentina es frecuente, debido al ausentismo, el fracaso por la repetición, la ausencia de seguimiento y de evaluaciones rígidas. Repetidores y desertores son síntomas lacerantes del fracaso escolar y obedecen a profundas construcciones sociales de desigualdad. Para remediar esto, los propósitos de la resolución son socialmente valiosos y constituyen una forma orgánica de inclusión de la población infantil en el sistema educativo.
Sin embargo, lo propuesto implica importantes cambios administrativos, mayor tiempo dedicado al seguimiento y al registro de los procesos escolares así como a su discusión y reflexión por parte de docentes y técnicos, la capacitación docente en uso de múltiples recursos pedagógicos, las modificaciones respecto de la evaluación formativa y final de los estudiantes y del sistema en su conjunto.
Lo relevante es prever si están dadas las condiciones para que esto sea posible y fructífero y no se termine en simulaciones de promoción automática o en grupos tan heterogéneos que los maestros no saben cómo organizar el trabajo escolar. La decisión política puede tomarse y puede anularse en el proceso de implementación, la articulación entre ambos momentos es crucial para no acabar en nuevas frustraciones.
La promoción automática intraciclo y la evaluación permanente respecto de la sobreedad supone un compromiso fuerte de todos los actores intervinientes: administración central, equipos técnicos y de supervisión, directivos escolares, docentes, padres. La innovación debería tener la forma de una especie de "contrato pedagógico", de un reparto de responsabilidades explícitas, de acompañamiento permanente, de registros racionales, de procesos creativos de enseñanza y aprendizaje.
Creo que ante una innovación habría que apostar a su factibilidad y a su evaluación como logros que se reiteren mejorando las propuestas iniciales. Dadas las discontinuidades educativas acumuladas, sugeriría situarse entre la masividad y la selección de pocos casos. Ver la innovación como un proceso continuo de experimentar, evaluar, mejorar e integrar las experiencias.