El ritual milenario del Carnaval toma carácter propio a lo largo de los Andes, donde fue introducido por la colonización española. Su marca es el sincretismo con otras festividades, como los homenajes a la tierra y a la Pachamama. En Amaicha del Valle, desde el jueves pasado y hasta el miércoles se venera a la Madre Tierra para que deje salir al Carnaval: se le agradecen los frutos y la abundancia de las cosechas, se le pide por un buen año, y por mucha alegría y diversión.
Allí vibra la fiesta nativa, que hoy alcanza su punto máximo porque se elige a los representantes de la festividad: la soberana, la Pachamama (la mujer más anciana del lugar), la Ñusta (representa la fertilidad), el Yastay (deidad protectora de los animales) y el Pujillay (espíritu del diablillo del Carnaval). La mezcla cultural y el sincretismo de la fe se harán sentir hoy: a las 10.30, en la iglesia del pueblo se oficiará la misa. A las 12 se presentarán la Pachamama 2013 y todo su séquito. Habrá un desfile de carrozas y de agrupaciones gauchas, con la Burradita de Los Zazos. Por último se escenificará un casamiento criollo. A las 15 actuarán los fuellistas y dará comienzo el baile folclórico en la enramada. A las 18 habrá topamiento de a caballo por parte de las agrupaciones gauchas.
A las 21 actuarán las copleras del Valle: Azucena Ávalos, Marcelina Guanca, Paula Suárez y Máxima Sequeida, entre otras. A las 22 dará comienzo otra velada del festival folclórico.
La programación de la edición 66 de la Fiesta Nacional de la Pachamama prevé para mañana, a las 17, baile tradicional con bandoneón. A las 21 canto de las copleras del Valle. A las 22 sigue elfestival folclórico. El martes, a las 17, será el concurso de fuellistas y baile tradicional en la enramada. A las 21 actuarán las copleras del Valle. A las 22 comenzará a despedirse el festival, con la elección de la Alhajita y la entrega de premios.
El diablo está en la Quebrada
Como hace más de cinco siglos, en todos los pueblos de la Quebrada de Humahuaca las bombas de estruendo indicaron ayer al mediodía, después de las misas, el desentierro del diablo (Pujllay). Comenzaron a bajar de los cerros las comparsas con sus estandartes, bailando ritmos andinos tocados por bandas autóctonas y de sikuris. Todos bebieron chicha, arrojando talco y nieve, con una ramita de albahaca en la oreja. Después de desfilar, las murgas se reunieron en los fortines. Allí se armaron peñas con música y baile hasta el amanecer. Lo que empezó el jueves de comadres y el jueves de compadres culminará el domingo próximo, con el entierro del diablo. Las comparsas volverán a las laderas de los cerros, y enterrarán al muñeco de trapo hasta el año que viene.