Los tucumanos estamos tan acostumbrados a recorrer nuestros valles que solemos no tener en cuenta que, desde Cafayate para el norte, el valle del río Calchaquí y sus alrededores encierran lugares increíbles, contrastantes... y muy cercanos. Pero no es lo único que la provincia de Salta puede ofrecerte para que pases unos días. En el menú hay desde pueblos tranquilos bordeados de viñedos o lagos de aguas mansas y frescas hasta caminos de cornisa para 4x4.

Una cuestión que se debe tomar en cuenta: en los últimos días las lluvias causaron algunos cortes de ruta, entre Cafayate y Cachi, por ejemplo. Suelen durar unas horas, pero conviene informarse antes de salir llamando al 08007770300, de la Secretaría de Turismo, o en www.vialidad.gov.ar.

El Valle Calchaquí
Tenés dos opciones: ir por la ruta 9 hasta Salta y tomar la ciudad como base (turísticamente hablando, la más interesante), o hacer el circuito desde Tucumán hacia Tafí, desde allí a Cafayate y volver vía Salta por la 9. No te recomendamos la inversa, porque la Cuesta del Obispo es mucho más interesante bajarla que treparla.

La primera opción sería salir de Salta por la ruta 68 rumbo a Coronel Moldes, conocer el lago del dique Cabra Corral y luego seguir hacia Alemanía, disfrutar de la espectacular Quebrada de Las Conchas y seguir hasta Cafayate, donde hay opciones variadas de hospedaje, y la ciudad vale la pena.

Al día siguiente, tomá la Ruta 40... y disfrutala. Pueblos como Molinos, Seclantas, Cachi y Cachi Adentro, la Quebrada de las Flechas, sobre el camino, y al menos dos desvíos que se justifican: el que lleva a la bodega Colomé (y su modernísimo museo de arte) y el que te deja a orillas de la laguna de Brealito. Cosa rara una laguna en estos parajes, y más de esos colores -a veces azul, a veces verde esmeralda-. Casi nadie va hasta allí, y quien lo hace llega a la orilla, mira y se va. No imaginan lo que se pierden. Una trepada de menos de media hora regala una vista deslumbrante, rara, ajena al paisaje que se acostumbra en los valles.

Si te dan los tiempos, lo ideal es hacer noche en Cachi (hay infraestructura variada). La vuelta a Salta, por la ruta 33, pasará por paisajes increíbles y contrastantes: la Recta de Tin Tín, que formó parte del antiguo Camino de los Incas, y la Cuesta del Obispo.

Si salís desde Tucumán por Tafí, la sugerencia es que no te pierdas la Quebrada de las Conchas: "desviate" por la 68 en Cafayate y disfrutala aunque sea un rato: ir y volver en 30 minutos te mostrará dos paisajes diferentes. Antes, claro, aprovechá para conocer las ruinas de Quilmes.

Para expedicionarios
Llegar a San Antonio de los Cobres por tierra es toda una aventura de 136 kilómetros sin demasiados servicios, pero el recorrido por la ruta 51 bien vale la pena. Tené la precaución de llenar el tanque, y sería interesante llevar provisiones, aunque en los pueblos vas a encontrar puestos modestos de comida.

Arrancarás en Campo Quijano, te meterás por la quebrada del Toro y una parte del camino compartirás el paisaje con las vías del Tren a las Nubes, lo que no es poco decir. Pero además pasarás, por ejemplo, por Santa Rosa de Tastil, un pequeño pueblo que casi convive con uno de los tesoros arqueológicos más importantes del país: una ciudad incaica de 12 hectáreas.


LUGAR X LUGAR

Santa Rosa de Tastil.
A 2 km del pequeño pueblo se encuentran las ruinas preincaicas: recintos de piedra, plazas y arquitectura funeraria. Se calcula que en su momento de mayor prosperidad, a fines del siglo XV, había unos 2.000 habitantes.

Cachi y cachi adentro.
Paraísos muy cercanos entre sí, de cielos puros al pie del majestuoso Nevado de Cachi y a orillas del río Calchaquí. Cachi es un pueblo de arquitectura típicamente colonial, de adobe muchas veces blanqueado, con su plaza, a la que dan la iglesia y el museo arqueológico. Adentrándote 6 km hacia el oeste entre líneas de álamos llegarás a un sitio donde los arroyos que bajan del imponente nevado crean cascadas y pequeños estanques de agua pura y cristalina; estás en Cachi Adentro.

Quebrada de las conchas.
No sólo impacta por la majestuosidad del paisaje, donde impera el rojo; también hay restos de la red caminera de los incas, el paraje conocido como "Las Ventanas". A la vera de la ruta disfrutá de la Garganta del Diablo, el Anfiteatro, el Monje, El Sapo, Los Castillos. Poco antes de llegar a Cafayate, en La Yesera, hay un importante yacimiento de peces fósiles, prueba de que esta zona fue antiguamente un mar.

Recta de Tin Tin y Cuesta del Obispo.
Otra porción del Camino del Inca, que llega a superar los 3.000 msnm. Una perfecta recta de 19 km trazada gracias a la "tecnología de punta aborigen": usaron fogatas para demarcarla. En el punto más alto encontrarás una capilla y una antigua piedra de molino que le da nombre al paraje. Y, de pronto, a tus pies se abrirá el mundo: si no hay nubes, verás el valle de Lerma y la serpenteante ruta que durante 20 km baja por la Cuesta del Obispo, y con suerte, cóndores sobrevolando el lugar. Si hay nubes disfrutarás de un paisaje fantasmagórico. Sin desperdicio.