Un director de cine no puede presentar su película, un autor no puede leer su texto y un científico no puede hablar libremente. En la India, una nación de hindúes, musulmanes, sijs, cristianos, jainistas, parsis y budistas, y que aún sigue marcada por las castas, la interacción cultural es complicada y genera mucha susceptibilidad. El columnista Kanti Bajpal considera que se encuentran en una "guerra cultural". Salman Rushdie no pudo promocionar la película basada en su libro "Hijos de la medianoche". El director Kamal Haasan debió cortar varias escenas de su película "Vishwaroopam", un film de espionaje, para no ofender a los musulmanes. Y el sociólogo Ashis Nandy estuvo a punto de ser arrestado por haber dicho que muchos sectores olvidados de la sociedad, como las castas más bajas, se corrompen para acaparar parte de la riqueza de la élite. Todos culpan por esta situación a la debilidad del Estado.