"'El Sapo' me quiso vender un teléfono celular. Yo no tengo nada que ver con ese robo, fue él", fue la explicación que "Rochanga" dio en la Justicia, según una fuente de la investigación, al desligarse del violento asalto del que fue víctima la maestra Silvana Robles hace una semana, en una esquina del barrio Marti Coll, en Yerba Buena.
El joven de 19 años fue trasladado ayer a la mañana a tribunales para declarar en la causa. Había sido aprehendido el jueves a la tarde en su casa, en un allanamiento realizado por la Brigada de Investigaciones Norte y por policías de las comisarías de Yerba Buena y Marti Coll. En la vivienda de "Rochanga" secuestraron una bandolera, un anillo y una cadena de oro, que serían de la víctima.
Los investigadores aún buscan a "El Sapo", quien habría sido el autor del disparo que hirió gravemente a la maestra. El asalto se produjo en la esquina de calles Zavalía y Catamarca, cuando esperaba el colectivo. Robles se recupera en el hospital Padilla, y hoy sería trasladada a una habitación común, según comentó su hermano, Miguel Robles (h).
Para la venta
El arrebato es uno de los delitos que más preocupa a las autoridades encargadas de brindar seguridad a los tucumanos. En el caso de hacerse de teléfonos celulares, los ladrones suelen ofrecerlos a vecinos o transeúntes a un precio muy bajo. "No les interesan los aparatos, sino el dinero que pueden obtener de ellos. Muchas veces el dinero lo usan para comprar droga", explicó el oficial principal Juan José Alcocer, segundo jefe de la Brigada de Investigaciones Norte.
Alcocer es uno de los policías que tiene a su cargo la investigación del asalto a Robles. Contó que llegaron a los sospechosos a través de las distintas averiguaciones realizadas, y a llamados anónimos que recibieron en la dependencia.
"En la zona donde se produjo el asalto nos informaron que había una casa en construcción en la que se escondían luego de robar. Allí encontramos una maceta con una planta de marihuana de más de un metro de altura", comentó Alcocer.
"En este tipo de delitos actúan muchas veces al azar. Ven que no hay policías o que hay pocas personas, y una potencial víctima en la calle", explicó el segundo jefe de la Brigada Norte. El problema, agregó, es que la mayoría de estos arrebatadores no saben manejar armas, y cuando forcejean con las víctimas se les escapa un disparo.
"Es medio raro que en este caso, siendo dos hombres contra una mujer, hayan disparado a propósito. Claro que en la investigación no se descarta nada", aclaró.
Las cámaras de seguridad, según el oficial, sirvieron para disminuir los arrebatos en las zonas que son filmadas.
Los especialistas afirman que el rango de edad de los arrebatadores va de los 15 a los 25 años. "A veces se manejan con informaciones. Son más profesionales. Por ejemplo, una mucama que les pasa el dato de que su patrón llevará un maletín con dinero. Son las famosas salideras, en las que usan el mismo modus operandi que el arrebato común", comentó Alcocer.
Volvía a su casa
El miércoles, José Luis Herrera, de 82 años, regresaba con su hija a su vivienda ubicada en Alsina 214. El hombre es hipertenso, tiene problemas de corazón y camina con dificultad. En la puerta de la casa se acercó un muchacho corriendo, intentó sacarle la cartera a la mujer y, al no poder, metió la mano en el bolsillo del hombre y se llevó $ 20.
Herrera cayó al piso, produciéndole raspones y golpes en el hombro y el brazo. Personal de la seccional 2ª, a cargo del comisario Daniel Soria, persiguió al delincuente y lo aprehendió a los pocos metros.
"El arrebatador busca a una víctima que se encuentre desprevenida o que camine por lugares de poca circulación. El problema es que este modus operandi se volvió más violento y pueden llegar a arrastrar a la víctima, a pegarle y hasta incluso dispararle. Eso antes no pasaba", expresó Soria.
El comisario manifestó que esta particularidad no es propia de Tucumán, sino que ocurre en todo el país. "Hoy por hoy es el delito que tiene más auge. Sucede que es el que le proporciona una mejor salida al delincuente para no ser atrapado", explicó el jefe de la seccional que tiene jurisdicción en barrio Sur.
Hábiles para conducir, los motoarrebatadores utilizan rodados que les permiten alcanzar una alta velocidad en el menor tiempo posible, expresó Soria. "A veces es difícil alcanzarlos. Son muy arriesgados en sus maniobras, y se exponen a sufrir accidentes durante la huida", dijo el comisario, y recordó el caso del arrebatador que fue atrapado el 18 de enero en Alsina y pasaje O'Higging, luego de chocar con otra moto al escapar de la Policía.
Menos riesgos
Esta modalidad, insisten los especialistas, es elegida por los ladrones ya que les implica menos riesgos. "Es más fácil y menos comprometido. No buscan tanto asaltar. Si van a querer hacer un robo agravado, por ejemplo en un drugstore, casi todos tienen cámaras, y es más fácil de individualizarlos", explicó Soria.
Además, los arrebatadores dejan menos huellas en el lugar en el que roban, por lo que no corren el riesgo de ser identificados por pericias de Criminalística.
"Buscamos la forma de erradicarlos. Uno de ellos es la prevención de las motocicletas que van sin patente, o cuando circulan sin casco. Generalmente usan gorras", agregó el comisario.
Los motoarrebatadores no actúan en lugares específicos, y según la Policía, aunque eligen sus víctimas al azar, van realizando una tarea de inteligencia.
"Cuando van a cometer el hecho se aseguran de todo. Por eso las víctimas predilectas son mujeres. Más allá de nuestra tarea, les recomendamos que busquen resguardo, como no caminar cerca del cordón cuneta y no circular solas. Esta es una batalla de todos los días", expresó Soria.