Daniel Posse, vocal de la Corte Suprema de Justicia de Tucumán (CSJT), concluía con saldo positivo su primer año como presidente del Consejo Asesor de la Magistratura (CAM) cuando un fallo (el del caso "Verón") lo obligó -de un día para el otro- a optar entre ese órgano y el Jurado de Enjuiciamiento. Este cuerpo debe juzgar la conducta del tribunal que absolvió a los 13 acusados de secuestrar y promover la prostitución de María de los Ángeles "Marita" Verón. Primero intentó Posse estar en ambas instituciones a la vez; después, la lectura de la Constitución provincial reveló que aquello era incompatible. Acorralado, el vocal dimitió a su cargo en el órgano de selección de jueces, lo mismo que su par y suplente, René Goane.

Así fue como el 27 de diciembre pasado, inesperadamente, Claudia Sbdar, vocal del alto tribunal desde 2008 -por designación del gobernador José Aperovich-, se convirtió en presidenta del CAM y Antonio Gandur, en consejero suplente (ambos completarán los mandatos de sus antecesores, que concluyen a finales de este año). Sbdar es la primera mujer que preside el órgano creado en 2009 (antes había sido suplente de Gandur, que ejerció la presidencia inaugural). En su carácter de titular, encabezará la mesa de autoridades que componen los representantes del bloque mayoritario y de la primera oposición de la Legislatura, y de los letrados y jueces de la capital y Concepción.

Sbdar se integra a una institución cuya función primordial consiste en confeccionar las ternas de candidatos a jueces a partir de la sustanciación de concursos públicos de antecedentes y oposición (las listas luego son elevadas al Poder Ejecutivo -PE-, que elige discrecionalmente a uno de los ternados y somete el nombramiento al acuerdo de la Legislatura). El CAM intervino en la selección del 35% del staff de magistrados tucumanos: ese porcentaje corresponde a 66 coberturas de vacantes judiciales. Pese a que el reglamento establece que las decisiones (acuerdos) se toman por mayoría absoluta -en caso de empate, la ley prescribe un doble voto para el presidente-, el órgano adoptó la costumbre de decidir por consenso y unanimidad.

"La sociedad sí tiene una mirada crítica de la Justicia", admitió Sbdar en una conversación con LA GACETA. La nueva presidenta del CAM dedicó las últimas semanas de enero a reunirse con consejeros y a comenzar a delinear la agenda para 2013. Además de ocho concursos en marcha, el órgano eventualmente ha de sustanciar los procesos de selección derivados de once renuncias condicionadas al otorgamiento de la jubilación (con el beneficio del 82% móvil) que constan en la Secretaría de Superintendencia de la Justicia. En paralelo, en abril el CAM hará las veces de anfitrión de las jornadas del Foro Federal de Consejos de la Magistratura y Jurados de Enjuiciamiento de la República Argentina.

-Usted dice que en ese tipo de encuentros hay que discutir el perfil del juez. ¿Cuál es el suyo?

-Además de honorabilidad y saber jurídico, el juez debe tener una perspectiva de género; herramientas para la gestión judicial; capacitación en informática, y conciencia sobre las consecuencias sociales y económicas que acarrean sus sentencias.

-¿El paradigma del magistrado aislado de la sociedad ha quedado obsoleto?

-La primera condición para la magistratura es la disposición para acercar la Justicia a la ciudadanía. El magistrado debe ser un ciudadano más.

-Pero un sector significativo de la comunidad no cree en la independencia de los jueces ni de la Justicia, como demuestra la reciente reacción social a fallos impopulares...

-Todo el mundo está pendiente de lo que decidan los Tribunales porque este es el poder que resguarda y protege los derechos. La gente sí tiene una mirada crítica. Se ha avanzado mucho en la publicidad de los actos del Poder Judicial, quizá no todo lo necesario: hacen faltan mecanismos más aceitados de transparencia tanto en la Justicia nacional como en la provincial.

-¿Cómo hará para compatibilizar sus responsabilidades administrativas e institucionales en el CAM con los proyectos y la labor jurisdiccional en la Corte?

-No pienso descuidar nada. El Consejo se sumará a mi tarea en las oficinas de Violencia Doméstica, de la Mujer y de Gestión, y al trabajo que vengo desarrollando para fortalecer la perspectiva de género en la Justicia, y para diseñar un protocolo de atención de los niños, niñas y adolescentes víctimas de la violencia sexual.

-Algunos jueces dicen que no quieren ser gestores, sino juzgar, y que la gestión de la unidad judicial les quita tiempo para aquello

-Cuando los postulados de la gestión judicial se incorporan y automatizan, el resultado es un ahorro de tiempo. No se trata de añadir una carga, sino de ganar en eficiencia y de mejorar las condiciones de trabajo.

-La Legislatura evalúa reformar la Justicia de Paz. ¿Sería conveniente extender el mecanismo de los concursos a la selección de los jueces de Paz? (N. de la R.: en el presente, estos son elegidos discrecionalmente por el PE, que no aplica la ley que establece que deben ser letrados.)

-El ingreso por concurso garantiza la transparencia de la selección. Como regla general, me parece buena. Habría que analizar si ese mecanismo es compatible con la institución de los jueces de Paz. Estos tienen una cercanía máxima con la comunidad; sin duda que pueden ayudar muchísimo a descomprimir a los Tribunales en, por ejemplo, cuestiones de vecindad y de derechos posesorios.

-¿Cuáles son sus expectativas respecto del CAM?

-Conservar la línea de trabajo que trazaron las gestiones de Gandur y Posse. Cumplir la función esencial vinculada a la cobertura de vacantes y, tal vez, profundizar el rol institucional: la reunión de abril puede generar muchas oportunidades de crecimiento. Además, desarrollar un programa de capacitación para los aspirantes a juez. También está pendiente la compra de un inmueble: me gustaría que eso se concrete durante este año (N. de la R.: el CAM alquila un departamento en Barrio Sur, donde funciona la administración, y sesiona en el Colegio de Abogados y en la Legislatura). La sede propia hace a la presencia, la legitimidad y la seguridad. El Consejo tiene un equipo de primera línea; en estos tres años, los sectores con intereses diferentes que lo integran han logrado un diálogo interinstitucional de alta calidad, y espero y confío en que esto se mantenga.