La reina con corona de strass sale al escenario y es la dueña. Sí, sus pechos son tan grandes como en la televisión. Sí, sus piernas son tan largas como en las revistas. Sí, es ella. Con el primer movimiento de hombros sacude las alas y pone los ojos de pie. Los hombres de la sala se acomodan, cruzan las piernas y las mujeres que los acompañan echan a volar sus ganas. Sueñan. Se imaginan ahí arriba, dueñas de todo. De la piel porcelana, de la sonrisa para siempre y de los brillos, aunque sean de lentejuela. Pero sobre todo de las miradas. Ella es la dueña de las miradas.

Así era el teatro de revistas, un género que podría pensarse apuntado a los hombres, pero que supo cosechar éxitos también en la platea femenina. ¿Por qué? Hay varias respuestas, todas igualmente posibles. Pero más allá de quiénes lo elijan o elegían, hay una cosa indiscutible: ya casi no se presentan las obras que hicieron brillar Nélida Lobato o Tito Puente, esas con escaleras enormes y un capocómico buscando las mil excusas para mostrar a una mujer semidesnuda. Eso que algunos definen como "revista clásica" prácticamente no existe y hay quienes se atreven a decir que el género, como tal, ha muerto. O, al menos, se ha transformado tan radicalmente que ha empezado a escribir su propio certificado de defunción. "Lo que nosotros conocimos como revista, con todo lo que movilizó en Buenos Aires, eso sí, ha muerto", contesta sin lugar a las dudas Nora Lafón ante la consulta de LA GACETA. La reconocida periodista de espectáculos asume que el género ha desaparecido y se anima a explicar el flaco éxito de las obras que hacen temporada en Mar del Plata y en Carlos Paz.

"Al teatro de revista lo hacían mujeres que eran diosas intocables e únicas, que se deslizaban por un escenario con una escenografía deslumbrante. La mujer era un objeto, sí, pero era una diosa. Nunca vi algo mejor que Nélida Roca, su piel perfecta; Nélida Lobato, las hermanas Rojo... Eran esculturas arriba del escenario. También eran sostenidas por buenos libretistas, y eran realmente un éxito de dos o tres funciones al día", dice la actual presidenta de la Asociación de Cronistas del Espectáculo, haciendo hincapié en la palabra realmente. "Ahora las mujeres -agrega- son producto de una intervención quirúrgica y siguen siendo un objeto, pero mucho más degradado: dicen las mismas o peores groserías que los hombres. También las producciones son mucho más baratas, cuando el montaje era parte esencial del género".

La tucumana Solange Gómez va más allá: "ya no hay vedettes. Cualquier chica con cirugías y voluptuosa, que sepa bajar las escaleras, hace revista", dice la ex Gran Hermano, ahora integrante de "Nada es imposible", definida por ella misma como un music hall. "No se muestra tanto el cuerpo, hay más canto y más baile, es para la familia. Lo más jugado es el cuadro final, que salgo con un shortcito, una remerita y unos buenos tacos, pero nunca con un conchero ni con plumas", señala y asegura que ella, revista, no haría. "Me gusta bailar y actuar", explica.

Revista made in Tucumán
Quienes hicieron punta en el género en nuestra provincia son las chicas de La Botana, que en 2012 alcanzaron los siete años consecutivos en escena, cada uno con una obra nueva. Al igual que sus cuerpos y sus bailes, la taquilla y el éxito fueron mejorando con cada presentación. "¿Ha muerto la revista?", le preguntó LA GACETA a Elsa Canseco, coreógrafa del grupo. "La clásica sí, ha muerto. Al menos ha mutado, como muta todo. Ahora se hace más hincapié en la tecnología y en las figuras convocantes, para que haya corte de entradas. Y ha dejado de tener el monólogo político que caracterizaba al capocómico: ahora es autoreferencial y chimentero... como en la televisión", compara. 

"Lo que hace al formato clásico o viejo de la revista tuvo que mutar porque no les estaba yendo tan bien. Había un capocómico muy fuerte, que se mofaba de los atributos de la mujer, en diálogo siempre con la primera vedette, y hacía mucha referencia a su entrega sexual. Eso ha ido cambiando. En nuestras obras, por ejemplo, nos reímos de la mujer pero con otras referencias: decimos que somos histéricas, que le damos mil vueltas a todo... no apuntamos solo a lo sexual, aunque después te mostremos colas y lolas...", describe la coreógrafa salteña.

Según Canseco, sus obras gustan porque mezclan géneros: "lo mío tiene un toque revisteril al último, un final con escalera y plumas. Pero hacemos varieté, burlesque, music hall y stravaganza. Apuntamos también a que tenga un hilo conductor; en la revista clásica, si se llamaba, por ejemplo El presi está de fiesta, había un primer monólogo que hacía referencia al título y todo lo que venía después era una excusa para mostrar cuerpos", indica. Y confiesa que la "trabajadora de las plumas" por excelencia, para ella, fue Nélida Lobato.

La coreógrafa de La Botana también tiene una explicación sobre por qué es un género que tienen tanto público femenino como masculino: "porque a todos nos gusta mirar. Cuando las mujeres van a una playa, ¿a quiénes miran más? Y en un desfile de modas, ¿a quién miran? Antes no sabíamos los nombres de las modelos y ahora son protagonistas. Hay una cosa que está clara: la mujer siempre es más atractiva, tanto para las mujeres como para los varones. A eso le pongo la firma".

Qué dicen los productores locales

Licencia para soñar 
"Creo que hoy el gusto por la revista tiene que ver con lo que vende la TV y el estar cerca de las estrellas. Las vedettes son contadas con la mano. Con todo respeto al género, tiene que ver con la cosa mediática, el chisme, la cosa ligera. Ojo, la gente también elige: que tenga nivel, descarta lo chabacano sin que sea sumamente profundo. Creo que a las mujeres les atrae porque a todas se nos puede ocurrir bailar ahí con plumas: el teatro las habilita a soñar". Ronit Keter.

Escándalo y a la fama
"No es un género que me guste demasiado, pero sí puedo decir que estamos a años luz de lo que yo vi: Nélida Lobato en el Parravicini, en el 75. Era un hecho artístico. A través del arte se rompían ciertos esquemas, se iba un poco más allá. Los capocómicos eran subidos de tono para lo que se leía o veía en otros ámbitos. Creo que hay ahora un bastardeo del género: cualquier figura de la TV con dos escándalos encima ya encabeza un elenco". Gabriel Fulgado.

El capocómico ha sido reemplazado por la figura mediática del momento 
"Revistas... revistas, eran las de antes. Ahora está muy mezclado, por ejemplo con sketch, que es lo que hacen Carmen Barbieri y Moria Casán en 'Escandalosas'. Lo que vende es lo que está en la pantalla; se arman elencos con personajes de la TV y llenan la sala. Por ejemplo, Carmen lo puso a su hijo Federico, que resurgió por Tinelli, y pegó. Las revistas siempre tenían un súper humorista, además de las escaleras y las plumas. Se ha perdido el monólogo del capocómico, como Rolo Puente o Santiago Bal, y han sido reemplazados por la 'figura del momento'. A Tucumán trajimos por ejemplo 'Despedida de soltero', que es una comedia, y te das cuenta de que pegó porque están Peter y Paula, los personajes que acababan de salir de Tinelli". Josefina Andújar (h).


OPINION
"Ya no hay misterio"
 

"Creo que las flacas taquillas vienen, por un lado, porque las entradas están más caras. Pero también porque no hay sorpresa: lo que se ve en el escenario es un poco más o un poco menos que lo que se ve en la TV. Las vedettes salen en todos los medios, se sabe con quién se acuestan, dónde cómen... ¿por qué vas a desembolsar $200 para ver lo mismo que ves gratis en tu casa? Ya no hay misterio. Por suerte, lo que va imponiéndose es la calidad", afirma la periodista de espectáculos y presidenta de ACE Nora Lafón.

CARTELERA 
Líderes de taquilla 

Aunque todavía no ha colgado el cartel de entradas agotadas, "Escandalosas" (foto), la obra que por primera vez en la historia pone juntas a Moria Casán y Carmen Barbieri, encabeza la taquilla en Mar del Plata, según el ránking de la Asociación Argentina de Empresarios Teatrales. En Carlos Paz, en tanto, la líder indiscutible es "Stravaganza", de Flavio Mendoza.